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martes, 30 de octubre de 2018

"El Cascanueces" - Chaicovsky - Compañia Nacional de Danza

El pasado viernes día 26 se produjo el absoluto estreno, en el Auditorio Baluarte de Pamplona, de la última producción de la Compañía Nacional de Danza, con un gran clásico del ballet. El Cascanueces de Chaicovsky es una de las composiciones más representadas en los escenarios de danza del mundo. Su componente fantástico y navideño, unido a la magnífica composición del maestro ruso, lo sitúan como uno de los ballets preferidos, no solo para los aficionados a la disciplina, sino también para el espectador profano y los niños. En este caso, todavía resultó más interesante acudir a este estreno, ya que la obra se representó con música en directo a cargo de la Orquesta Sinfónica de Navarra, acompañada de componentes de la Coral de Cámara de Pamplona y algunos alumnos de la Escuela de Danza de Almudena Lobón. De ahí la expectación en Pamplona por acudir a los dos días programados para el espectáculo, para los que no quedó ni un asiento libre. Lleno total.

La velada fue especialmente gratificante. Personalmente adoro la obra en todo su conjunto y la Compañía Nacional de Danza, bajo la dirección de José Carlos Martínez, realizó  un estreno notable a nivel técnico e interpretativo. Quizás el montaje del escenario quedó algo pobre, sobre todo en la segunda parte, acompañado de un ejercicio de luces no especialmente complejo ni vistoso. Sin embargo el conjunto al completo realizó una notable actuación. Solo los números de las danzas de los países interpretados en la segunda parte quedaron un pelín descafeinados. Por lo demás, bien por la Compañía de Danza al completo. Juventud, ganas  y profesionalidad no les falta, en absoluto.
La aportación de la Coral de Cámara de Pamplona y los niños y niñas de la Escuela de Danza de Almudena Lobón fue muy acertada. Respecto a Orquesta Sinfónica de Navarra, decir que tuvo momentos buenos, donde la mesura y el equilibrio funcionaron bien como acompañamiento del ballet y otros menos afortunados, mostrando cierto desequilibrio en volumen y afinación. Quizás el componente del espectáculo menos acertado de la velada. Con todo una estupenda experiencia mágica y evocadora de uno de los grandes ballets de la historia de la música... El Cascanueces de Chaikovsky.