Año 70 d.C. Jerusalén cae tras el asedio de Roma. Bajo el mando de Tito, hijo del emperador Vespasiano, cuatro legiones arrasan la capital de Judea. Una cohorte formada por menos de la mitad de los cuatrocientos ochenta jóvenes que fueron reclutados en la lejana Cantabria hace cinco años, participan del asalto. Su nombre, Cohors II Cantabrorum. Precisamente, dos de esos jóvenes cántabros, Noreno y Arán, son los protagonistas de la última novela publicada por Pedro Santamaría, quien retoma como premisa las tierras cántabras, para trasladar al lector a una nueva aventura por la historia. Generaciones después de la gran victoria de Augusto sobre las últimas tribus rebeldes y belicosas de la cornisa cantábrica, el Imperio Romano, gobernado por Nerón, recluta en todas sus tierras conquistadas cohortes de auxiliares a los que enviar al otro extremo del Imperio luchar en lejanas guerras. Los protagonistas, en su afán de aprender del enemigo y vengar la derrota de sus abuelos, se enrolan, sin saber lo que la historia les depararía y desconociendo que su promesa de fidelidad a Roma les compromete a veinticinco años de su vida. Bajo el entrenamiento y la dura disciplina de un veterano de la ya desaparecida Cohorte I Cantabrorum, llamado Marcelo, y de la mano de sus compañeros, los protagonistas se formarán en la difícil vida del legionario y viajarán hasta Judea, donde vivirán bajo el mando del prefecto Valerio, la primera gran revuelta judía.