Situada a caballo entre las producciones estadounidenses El método Kominsky y Mozart in the jungle, esta serie dirigida por Juan Cavestany y Álvaro Fernández Armero, y protagonizada por Antonio Resines y Miguel Rellán, cuenta la relación de dos viejos amigos, en los que la edad, la soledad y la amistad, les plantea una inesperada e inevitable visión de la vida, una vez llegados a cierta edad. Su relación funciona como la de un perro y un gato, enredados en banales discusiones, a pesar de los años de amistad que les une y de su amor por la música, eso sí, uno al género clásico, donde ha triunfado, y otro al género rock, del que vive de recuerdos de viejos éxitos. Sus propios problemas personales y circunstancias vitales les lleva a unirse en esa compleja situación de declive forzada por la edad y los nuevos tiempos.
Pues bien, nos encontramos con un entretenido producto que ahonda en la amistad de dos viejos cascarrabias. La serie funciona bien en cuanto a la intervención de los dos protagonistas, creo que perfectos en sus papeles e interpretaciones, en base a una serie de circunstancias establecidas en el guion mediante las que se enfrentan a una serie de divertidas situaciones salpicadas de cierta perspectiva dramática, como consecuencia de los avatares de la edad y cierta cabezonería. Resines y Rellán muestran lo mejor de su veteranía ante las cámaras, con esa sensación de dominio con la que actúan y nos tienen acostumbrados. Es cierto que, como he dicho antes, el guion no muestra una novedad excesiva en cuanto que recuerda un tanto a ambas series que he comentado al inicio, especialmente a la protagonizada por Michael Douglas, pero tampoco miento si afirmo que la idea funciona y resulta, en algunos momentos, refrescante
Sin embargo, alguna trama secundaria creo que no termina de cuajar. Me refiero especialmente, a la relación del personaje de Resines con la violonchelista de la orquesta que dirige. Creo que termina resultando exagerada en cuanto a su conclusión y consecuencias. Sin embargo, otras funcionan muy bien, como la de Resines y su esposa, harta de tanto endiosamiento del director, o la entrañable situación del personaje de Rellán en cuanto a su situación económica y su interés por cierta abogada con la que no tiene más remedio que encontrarse en su camino. Estas y otras pequeñas historias que reúnen a los protagonistas y les hace enfrentarse con una realidad de la vida a la que quizás, no estaban preparados, les une más aún en una amistad llena de encontronazos y situaciones un tanto irónicas, no ajenas a cierto drama vital. En definitiva, resulta una serie entretenida, que se ve con cierta gracia, pero sin más ambiciones y que posiblemente goce de una segunda temporada. Como digo, ambos protagonistas están perfectos en sus papeles, resultando lo mejor de la serie.
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