Etiquetas

martes, 22 de enero de 2019

"El método Kominsky" - Temporada 1

El método Kominsky es una de las series del 2018. Ha ganado dos premios Globos de Oro en su última gala, en los apartados de Mejor Serie Comedia y a Mejor Actor, este último galardonando a Michael Douglas. Lo más curioso de la serie es que su creador es Chuck Lorre, de quien han salido series tan exitosas como Big Bang Theory o Dos hombres y Medio. Y lo digo, porque El Método Kominsky se aleja bastante de su estereotipo clásico de creación serial, en el que los chistes fáciles y las risas enlatadas, dan cobertura a estas aplaudidas pero también facilonas producciones. Y es que el día a día de los dos protagonistas de la serie ahonda, con cierto sentido de comicidad, en los problemas propios de la senectud y sus carencias o deseos vitales. Además la temporada solo consta de ocho capítulos y carecen de las manidas y estridentes risas enlatadas.
La serie esta protagonizada por un veterano profesor de interpretación y su amigo, además de agente, ambos entrados en años y supervivientes de una generación en desaparición. El primero sufre en sus carnes los inicios de un incordioso problema de próstata y el segundo recién enviudado, deambula día a día enfrentándose a la nueva situación de soledad. Michael Douglas y Alan Arkin, encarnan con solvencia y madurez sus dos papeles, en el conocimiento de quienes se mueven en la tercera edad, pero que, especialmente el primero, desean vivir con buen provecho la setentena. Uno y otro, no dejan de discutir y contradecirse, en una amistad verdadera y de plena confianza. Por ello, entre un humor de media sonrisa y ajustadamente planteado, la serie planea entre la comedia de altura y cierto dramatismo bien controlado. Ambos hombres, ya talludos, juegan como el perro el gato a continuar su vida, a pesar de los vaivenes impredecibles de la pérdida de un ser querido, la aparición de una enfermedad o los problemas económicos. No andaremos desencaminados si esta pareja de cascarrabias nos recuerda a la carismática e inolvidable formada por Jack Lemmon y Walter Mathau.
Michael Douglas realiza una de esas interpretaciones aparentemente sencillas, pero merecedoras de todo elogio, especialmente por su natural desparpajo ante la cámara. Su interpretación me recuerda a aquel profesor de universidad despistado y de aspecto dejado, que protagonizó hace años la notable película "Jóvenes prodigiosos", tal como me recalcó mi mujer, mientras veíamos la serie, una gran aficionada al buen cine. Si bien Alan Arkin, juega a nivel interpretativo un paso por detrás, está magnífico en su papel del viudo deprimido necesitado de cierto apoyo y un buen empujón para continuar en la vida. Sandy Kominsky lo tiene más claro y se lanza a aventurarse en una relación, que le llevará a enfrentarse con la cruda realidad de su edad y el paso del tiempo. Una fantástica serie, del género de la comedia comedida e inteligente, con el que la media sonrisa juega a escaparse ante las vicisitudes de esta pareja tan simpática y entrañable creada por un, ahora sorprendente, Chuck Lorre. A ver si dura.