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lunes, 13 de diciembre de 2021

"Lucrecia Borgia (1480 - 1519) Bajo una nueva luz" - Isabel Barceló Chico

 
Creo recordar que uno de los personajes, una de las mujeres que aparecían en el anterior libro de Isabel, titulado Mujeres de Roma, era la aquí protagonista Lucrecia Borgia. Hija del que fuera el papa Alejandro VI y hermana, entre otros, del famoso César Borgia, habitualmente viene acompañada historicamente, de una imagen llena de prejuicios y tintes oscuros. Escritores e historiadores se han dejado llevar por las habladurías creadas en una época de luchas internas, enfrentamientos familiares y las complejas posiciones de su estirpe en el Vaticano. La vida cortesana vivida en el palacio de Alejandro VI, su entorno afin y claramente dirigido a otorgar poder a la familia Borgia, no solo le crearon enemigos intransigentes en aquellos años, sino que además, dieron luz a un imaginario sombrío sobre la persona de la bella Lucrecia. Ella, era en realidad una mujer no tan oscura como se pretendía mostrar. Más bien era una mujer de su tiempo, en plena efervescencia renacentista, en donde las artes, las letras, la vida cortesana y la lucha de poder, no eran más que signos de la época de luz en el que vivían.

Isabel Barceló ha tenido el gran privilegio de estudiar la extensa documentación que sobre la protagonista se guarda archivada en Ferrara y Módena, así como el conjunto de su correspondencia ordenada y estudiada con profudidad, por algunos de los expertos en la familia Borgia, más importantes de Italia. Es más, gran parte de la bibliografía utilizada por la autora es de origen italiano, sociedad en la que Lucrecia se movió con cotidianidad en un alto nivel de relación entre las cortes más imortantes de su tiempo. La autora nos muestra su vida, desde su posición de hija y mujer en un mundo de hombres y, más aún, como miembro pertenenciente a una de las familias más importantes de su época y, porqué no decirlo, más odiadas del momento. Nos traslada, de manera narrativa y con una clara intención de historiar de manera divulgativa, la vida de esta mujer siempre dependiente en su destino, y de las decisiones políticas y familiares de su padre, quien llegaría a ser el papa Alejandro VI.

En sus páginas se narran los conflictos y las graves tensiones sucedidas en una Roma dividida y siempre amenazada por potencias interiores y exteriores. Mientras Lucrecia vivía en el Palazzo di Monte Giordiano, la corte de su padre en el Vaticano pugnaba por aumentar el poder de los Borgia. La muerte violenta de seres cercanos y queridos a la protagonista, la acompañaron durante gran parte de su vida. Tres matrimonios la marcaron de diferentes maneras y su existencia estuvo acompañada de celebraciones corteses, viajes inesperados, momentos de zozobra, grandes guerras, enfermedades incurables y una cercanía al arte y cultura tan propia del Renacimiento. Pero ante todo, estamos ante una mujer que tenía una gran capacidad para gestionar, sobrevivir y demostrar su convicción en su propio y particular poder de influencia. 

Pasó por matrimonios dispares y algún que otro amorío secreto, fruto de los cuales tuvo dos hijos extramatrimoniales. Con su primer matrimonio como señora de Pésaro, sufrió el olvido de un marido lejano. Tras un divorcio complejo y lleno de reveses, casó con Alfonso de Nápoles, hombre de quien se enamoró perdidamente y con quien sufrió los vaivenes de los conflictos entre el Vaticano, Francia y el propio Nápoles. Pero ya para entonces su capacidad de gobierno había pasado con nota por diferentes feudos y ciudades. Tras un desgraciado final para Alfonso, en el que su hermano César pareció estar implicado, y tras muchos años de prebendas e insistencia, casó con Alfonso de Ferrara, la que sería su definitiva corte y casa querida hasta el final de sus días. Es aquí donde desarrolló más su vida como esposa, madre y gobernante, en unos años en donde la guerra, las dificultades y la enfermedad hicieron de ella una mujer fuerte, una mujer plenamente renacentista, en todo lo que aborda esta palabra. Cultura, religiosidad, festejos, diplomacia y gestión sobre sus señoríos, la llevaron a concretar en su persona, como duquesa de Ferrara, todo el poder que compartió con su marido año tras año, y hasta su muerte.

Por demás, Isabel nos muestra en las páginas de esta muy interesante obra, a una mujer de su tiempo. Una mujer que bajo la larga sombra de los Borgia, fue una gobernadora notable, una anfitriona excelsa y una diplomática en ciernes, aunque siempre tras la figura de su tercer marido. Además, su intento serio de gestionar las tierras anegadas de Ferrara y adecentarlas para el cultivo, es una prueba de su visión y capacidad de gobierno. Nunca olvidó su lugar en la corte y gracias a la correspondencia y el inventario de sus joyas y vestuario que hoy se conservan, Isabel nos da una visión más real de su figura, aunque también es cierto que la autora quizás peca un tanto de su sincera admiración por el personaje, quien seguro tendría sus debilidades y claro oscuros en su corta pero prolija vida. Con todo nos muestra con soltura la realidad de una época y de una mujer como aquella, en base al trabajo realizado sobre una extensa bibliografía. Y lo hace mostrando al lector su historia contada de una manera casi novelesca y utilizando una solvente y bonita prosa.

Lucrecia murió joven, algo que nos nos puede extrañar al conocer que a lo largo de su vida tuvo entre quince y dieciséis embarazos, de los cuales muchos acabaron en abortos. En sus espaldas tuvo que cargar con responsabilidades, guerras, huidas, insultos, familiares asesinados, hijos muertos y toda la dureza que aquel mundo podía mostrar a una mujer, por muy cortesana y noble que fuera. Desde luego, Isabel Barceló ha logrado con este libro, mostrar al lector un amplio y global espectro de su figura, con la conciencia tranquila de haberlo hecho bajo el respaldo de fuentes históricas y documentos que muestran a la figura de Lucrecia Borgia bajo una nueva luz, más resplandeciente y más humana que nunca.



2 comentarios:

  1. Maravillosa reseña, Íñigo. Te agradezco mucho la lectura crítica y atenta que has hecho de esta obra sobre la persona histórica que fue Lucrecia Borgia. No te equivocas al señalar mi admiración por ella; si mi curiosidad y atracción por su persona es antigua y marcada por la fuerte intuición de que se la difamaba muy injustamente, mi franca admiración por ella es más reciente y deriva, en gran parte, de todas esas investigaciones realizadas en los últimos años en Italia y de la lectura de sus propias cartas (y ahí no hay trampa ni cartón, porque escribirlas formaba parte de su labor cotidiana)en las cuales Lucrecia da, involuntariamente, luminosos destellos de su personalidad. Y digo involuntariamente porque era muy, muy reservada. Que esa personalidad fue compleja, no cabe duda, y temo que siempre tendrá ángulos oscuros, que no se puedan descifrar, como tampoco dudo de que su corazón abrigó sentimientos poco piadosos hacia algunas personas. Pero, en definitiva, lo que cuenta es lo que uno hace. Y en eso, las opiniones de los coetáneos que la conocieron son unánimes: Lucrecia fue una grandísima princesa, virtuosa, generosa y muy amada. Y por algo sería. ¡Mil gracias de nuevo!

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    1. Honrado de tu paso por esta tu casa y agradecido por tus palabras. Fuerte abrazo Isabel y enhorabuena por tu trabajo. De verdad.

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