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lunes, 14 de septiembre de 2015

"Los siete pecados capitales del Imperio Alemán en la IGM" - Sebastian Haffner

Si hasta ahora, los libros que he leído sobre las causas de la Primera Guerra Mundial, navegaban entre las opiniones en las que se inculpaban a prácticamente todos los interesados, eso sí, cargando las pilas más en unos que en otros, dependiendo quién fuese el autor del ensayo, en este caso, no hay ninguna duda sobre la intención del autor. Sebastián Haffner no tiene el más mínimo inconveniente en culpar únicamente del comienzo de la guerra y de una serie de decisiones que le llevaron a su propia derrota, al propio Imperio Alemán y para ello, escribió este libro en el que se explayó e intentó defender su postura a lo largo de siete principios a los que llama siete pecados capitales. A lo largo de siete capítulos y dos epílogos, justifica su postura, sin ningún tipo de piedad en su análisis, puntualizando mil aristas, incompetencias y culpables, situando el punto de mira, siempre en el lado alemán.

A grandes rasgos los pecados son los siguientes.

1º Alemania provocó la guerra, lanzándose hacia la pretendida supremacía en Europa mediante tres elementos: Esnobismo, nihilismo y transtorno de la propia percepción, lo que le llevó a enfrentarse a Rusia, Francia e Inglaterra, por su afán de dominio continental y marítimo.

2º Austria se lanzó a la guerra por Serbia impulsada por Alemania. Esto le llevó inexorablemente a la guerra contra Francia y Rusia. Sin embargo se podía haber evitado la intervención de Inglaterra. El Plan Schlieffen no solo no consiguió superar a Francia, sino que rompiendo la neutralidad de Bélgica, hizo que Inglaterra entrara en la guerra.

3º Observando el transcurso de la guerra durante 1914-1915, Alemania podría haber alcanzado un acuerdo de paz en 1916 en unas condiciones aceptables. Su negativa a devolver los territorios anexionados de Bélgica y Polonia, la llevaron a renunciar a la paz, por una total pérdida del sentido de la realidad. 

4º Si con el Plan Schlieffen Alemania pretendía dejar a Francia fuera de combate y lo que consiguió fue que entrase Inglaterra, con la introducción de la guerra submarina sin cuartel, con la que quiso sacar a Inglaterra de la guerra, consiguió que entrase EEUU y este hecho fue definitivo.

5º Según el autor la bolchevización de Rusia fue, en parte, consecuencia de una política consciente y muy meditada por parte de Alemania. Con el tiempo, el autor asegura, que se ha demostrado que fue un error más, porque no aprovechó la situación hasta sus últimas consecuencias.

6º Y continuando con el anterior punto, a pesar de la salida de Rusia de la guerra y encontrarse Alemania con un solo frente, ésta no fue capaz de impulsar con todos los medios humanos la guerra en occidente, manteniendo y ampliando su dominio en el este, a base de implicar a casi un millón de soldados. Alemania impuso su dominio desde el océano glacial hasta la frontera persa, desde el Vístula al Don, pero perdió la guerra en occidente.

7º Finalmente, el autor personaliza en Ludendorff el último pecado, por el hecho de no reconocer la derrota a tiempo y su continua búsqueda de falsos culpables o chivos expiatorios, aportando al imaginario alemán la famosa idea de la puñalada por la espalda. Esta fue la puntilla y a la vez, la causa de un país incapaz de reconocer la realidad y asumir el propio fracaso.

Tras esta exigente y compleja explicación de sus puntos de vista, el autor, en el primer epílogo, realiza un acercamiento francamente valiente y a la vez peligroso, entre la Alemania de la IGM y de la IIGM y la situación extraordinaria y compleja de la Alemania Federal de 1964. Sin embargo, posteriormente y repasando sus teorías, en un último epílogo realizado en 1981, reconoce haber sido excesivamente aventurado en su apreciación, descolgándose de sus afirmaciones sobre la Alemania Federal de los 60.

Desde luego resulta un ensayo subjetivo, en el que el autor simplifica la complejidad de la primera guerra en una serie de planteamientos claramente peyorativos para Alemania. De lectura interesante, no deja de ser un libro sesgado y muy crítico con el Imperio Alemán de principios de 1914-1918.

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