Allá por 1987, Richard Donner, en la cúspide de su carrera como director de cine, tras sus estrenos dos años antes de "Los Goonies" y "Lady Halcón", se aventura en el género policial. Su apuesta personal, se basa en la acción trepidante, momentos divertos y diálogos rápidos y chispeantes y en la pareja de antagonistas protagonistas, Mel Gibson y Danny Glover. Y acierta de pleno, dando como resultado una serie de películas, que serán durante muchos años, auténticos éxitos de taquilla. Dos años faltan para que cumpla 30 de su estreno, convirtiéndose en un clásico del cine de acción y comercial de los años 80.
Tras la muerte, en un aparente suicidio de una joven prostituta, dos policías diferentes, tanto por edad, filosofía y los métodos de investigación, formarán una singular pareja. Riggs, un agente exmilitar, interpretado por Gibson, es un pendenciero y suicidad policía, que sufre la muerte de su joven mujer. Murtaugh, un veterano policía afroamericano, con una familia asentada y bien avenida, tiene otra idea de la función policial. Ambos, se verán mezclados en una gran operación de tráfico de droga, organizada por antiguos miembros de las fuerzas especiales en Vietnam. Sus sistemas para enfocar la investigación, chocarán en un principio, para conseguir después ensamblar las pistas y afianzar un sólida amistad.
Esta película fue una de las pioneras en el juego de los films protagonizados por una pareja de policías divergentes. Sus diferencias en sus personalidades, dan un juego del que Donner supo sacar un gran partido, creando escuela para futuras sagas policiales y películas de género. Poner en la pantalla, un joven policía blanco con actitudes violentas y suicidas, junto a una tradicional veterano de color, metódico y cauto, todo ello ensamblado con un guión cuajado de chistes y momentos de comicidad, son el aditamento perfecto que el director aportó a una buena película de acción y policial. Si a esto añades, un malo, malísimo, una buena ración de tiros y una trama explosiva, ya tienes el conjunto perfecto para lograr una taquilla más que contundente. Por supuesto los actores clavan sus papeles,y si ya Gibson, era más que conocido, la película le catapultó al total estrellato.
Sin embargo, hay factores más dramáticos o serios, que no podemos dejar pasar en este film. En los 80, la heroína hacia estragos en norteamérica, la prostitución y el cine pornográfico, eran grandes negocios, a lo que hay que añadir, la filosofía de vida y el ideal del sueño americano vivido en los EEUU. Una de las ideas que Donner, aflora constantemente en sus películas de la saga, es la lucha contra el racismo y las diferencias raciales, sobre todo con los afroamericanos. Hay una escena, en la que tras explotar una casa donde vivía una testigo, amiga de la fallecida, unos chavales de color, son las únicas personas que han podico ver al individuo que puso la bomba. En un momento dado, un crío le dice a otro... "No les digas nada, que dice mi madre que la policía mata a los negros en las calles..." Desgraciadamente, 30 años después, encontramos al orden del día en los telediarios, escenas en las que la policía ha matado a determinados jóvenes de color en las calles de varias poblaciones de EEUU...
Una película entretenida, que suelo desempolvar de mi colección de dvd´s de vez en cuando y de la que disfruto una barbaridad. Todo lo que se ha dirigido después, tras treinta años, introduciendo en las tramas, historias policiales de dos agentes con personalidades antagónicas, proviene de este producto de Richard Donner. Y por cierto, la pareja de Gibson y Glover, inigualable. Film lleno de acción, tiroteos, chistes acertados y un producto de total evasión.
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