Recientemente, ECC ediciones ha reeditado en tapa dura, los seís números del cómic "Arrowsmith", publicados en 2004 y escritos por Kurt Busiek y dibujados por Carlos Pacheco. No es casualidad, ya que el cómic se desarrolla en el año 1915, en plena 1ª Guerra Mundial de un mundo muy parecido al nuestro, en el que la magia, seres fantásticos y prodigios misteriosos, conviven con las trincheras, los duelos en el aire y el ataque de grandes masas de soldados.
Los autores han planteado en viñetas, las circunstancias que movieron a unos jóvenes norteamericanos a unirse a un cuerpo especial del ejército para acudir a Europa y participar junto a los aliados en la guerra contra los alemanes. Hasta aquí, todo normal. La idealización de la guerra y la lucha por la libertad de unos jóvenes, que ven muy lejos la confrontación, el entrenamiento para aprender las tácticas y dominar la instrucción, las dificultades con otros compañeros y las lealtades a los mandos, se mezclan con la realidad de una guerra brutal y realista, donde la muerte, la pérdida de amigos, la incomprensión y la visión de la injusticia de semejante holocausto, invaden unas mentes que en absoluto están preparadas para semejante barbarie.
Sin embargo, Busiek y Pacheco, sin perder la perspectiva sobre la primera confrontación mundial, trasladan los hechos a un mundo imaginario, en el que la magia tiene un protagonismo muy importante en la guerra. Además, el mundo no solo está poblado humanos. Otros seres fantásticos, comparten países con otros nombres y participan en una guerra, donde los bloques y aliados son parejos a los de 1914. Las máquinas de guerra no tienen sitio en los campos de batalla, ya que la magia no funciona cerca del hierro y el acero. Aún así, los hombres pueden volar y celebrar duelos aéreos y bombardeos terribles y destructivos. En las trincheras, bestias y monstruos, se unen a los hombres en su afán de destruirse mutuamente, mientras los dioses mitológicos, observan con pena, la destrucción del mundo. Mientras, los intereses de los mandos militares es el mismo que en la realidad. Destruir, mandar hombres al matadero de las trincheras y vencer en la guerra, haciendo lo que hiciera falta.
Sin embargo, Busiek y Pacheco, sin perder la perspectiva sobre la primera confrontación mundial, trasladan los hechos a un mundo imaginario, en el que la magia tiene un protagonismo muy importante en la guerra. Además, el mundo no solo está poblado humanos. Otros seres fantásticos, comparten países con otros nombres y participan en una guerra, donde los bloques y aliados son parejos a los de 1914. Las máquinas de guerra no tienen sitio en los campos de batalla, ya que la magia no funciona cerca del hierro y el acero. Aún así, los hombres pueden volar y celebrar duelos aéreos y bombardeos terribles y destructivos. En las trincheras, bestias y monstruos, se unen a los hombres en su afán de destruirse mutuamente, mientras los dioses mitológicos, observan con pena, la destrucción del mundo. Mientras, los intereses de los mandos militares es el mismo que en la realidad. Destruir, mandar hombres al matadero de las trincheras y vencer en la guerra, haciendo lo que hiciera falta.
Uno de los mayores valores de este cómic es el aspecto visual. Con una ambientación muy fidedigna en sus grandes rasgos, Pacheco tiene la capacidad de entremezclar la realidad con un mundo fantástico y extraordinario, creando unos cuadros francamente impresionantes, bañados de fantasía, seres extraños y grandes paisajes bélicos. Si a esto añadimos el guión de Busiek, en cierta manera pacifista y lleno de mensajes en pro de la libertad, el honor y la paz, , encontramos un tomo que sabiamente mezcla la realidad de una guerra terrible, con un universo diferente, lleno de imágenes sorprendentes y llenas de brillantez e imaginación.