El personaje de Geirmundur Piel Negra aparece a lo largo de las sagas islandesas de manera esporádica, sin remarcar especialmente quién era y el porqué de su apelativo, más allá de reconocerle su origen en Noruega, en tierras de la ciudad de Avaldsnes, ser hijo de Hjör señor de aquella sede real más meridional, antes de la llegada y conquista de Haraldur de Hermosos Cabellos y estar reconocido como un señor de cierta importancia en la Islandia de finales del siglo IX. Eso y la conocida fama de su fiel oscura y manifiesta fealdad. Esta falta de información, consecuencia de los grandes vacíos que sobre este personaje de cierto renombre se encuentran en las sagas, llevó Bergsveinn Birgisson, descendiente lejano, en casi treinta generaciones, de aquel personaje, a sumergirse en una larga investigación, casi detectivesca, hasta crear prácticamente una saga propia, en base a los datos recopilados y a la capacidad de asimilación histórica por parte del autor, de algunos hechos y circunstancias que parece que acontecieron a aquel hombre del norte denominado como Piel Negra.
En base al estudio de multitud de topónimos, antónimos, yacimientos arqueológicos, mitos y leyendas y algunas sagas islandesas, Birgisson realiza un recorrido por la vida de aquel vikingo descendiente de un pueblo norteño situado cerca de la península de Kanin, allá a orillas del Mar Blanco. De ahí su oscuro color de piel y ojos achinados. Una mujer nacida entre quienes vivían en tierras de Biarmaland, casó con Hjör como pieza clave de uno de esos tratados mercantiles acordados entre aquellos navegantes conocidos como Hombres del Norte. Me refiero al negocio y mercadeo con pieles de morsa y foca con las que se manufacturaban las cuerdas con las que se sujetaba el velamen de los barcos vikingos, además de la fabricación de aceite y el sebo, con los que mercadear en aquellos mares del norte de Europa. De aquella boda nacieron dos gemelos. Uno de ellos se llamó Geirmundur Piel Negra, quien años después regresaría a Biarmaland con su padre, para buscar una esposa con la que renovar aquel próspero tratado.
Birgisson defiende en este estudio bien fundamentado, cómo el personaje, su ascendiente, solo aparece en las sagas de manera puntual, al no tratarse de un guerrero avezado en la batalla y digno de renombre y recuerdo. Su grandeza, su señorío, se debió más a su dedicación al comercio de materiales y mercancías necesarias, que hacían posible la navegación de las grandes flotas que, desde Noruega y Dinamarca, navegaron hasta Inglaterra e Irlanda. Precisamente, nuestro protagonista viajó hasta el Dublín vikingo, gran capital de navegantes y aventureros. Su nombre resuena de nuevo en relación a aquellos que lucharon en defensa de aquella ciudad y sus posesiones noruegas en Irlanda, contra los reyezuelos de la isla. Los ecos de las invasiones de Haraldur Hermosos Cabellos, hizo que Geirmundur se exiliara de sus tierras para continuar comerciando con los grandes señores de Dublín, ante el avance y conquista de quien se convertiría en rey de toda Escandinavia. Sin embargo, como nos cuenta el autor del ensayo, aquellas mercancías que venían del Mar Blanco ya no estaban a su alcance al cortarse los contactos con sus familiares, lo que le llevó poner la mirada más al oeste, hacia Islandia, donde se convertiría en un caudillo local, gracias a su dominio de localizaciones llenas de morsas y focas.
De nuevo las sagas islandesas nombrar a Geirmundur en su estancia en Islandia, pero en esta ocasión, se suman los topónimos y antónimos que refuerzan su presencia y dominio en el noroeste de la isla, convirtiéndolo en un auténtico señor dominante del comercio de los esclavos irlandeses, necesarios para acometer la manufactura de los bienes allí fabricados. A su dominio de las tierras que acaparan la caza y explotación de la zona se acompaña el control de la servidumbre y fidelidad de una serie de hombres fieles a su señor, mientras algunos cantos, traspasados de padres a hijos, cuentan una serie de rencillas y luchas internas mantenidos con otros recién llegados a Islandia. Birgisson maneja los datos históricos investigados, con un tanto de ficción con la que imagina los pormenores de sus vida y presencia en la isla, desde su llegada y plenitud de poder hasta la decadencia de su posición a principios del siglo X y, lo que es más curioso, la decisión de convertir sus tierras en comunales, una vez fallecido nuestro protagonista.
La investigación del autor esclarece pistas a lo largo de casi cuarenta años en los que el Piel Negra aparece y desaparece en la historia. Birgisson se enfrenta a eruditos y especialistas en demostrar sus teorías, confrontando con unos y coincidiendo con otros, en su narrativa alrededor de Geirmundur, hasta prácticamente reconstruir su propia saga, en base a un estudio plagado de mapas, nombres y localizaciones que pretenden demostrar lo contado en las casi cuatrocientas páginas llenas de historia, divulgación, especulación y un tanto de elucubración, pero siempre, todo ello razonablemente sustentado. A lo tonto, su lectura se convierte en un viaje, en una aventura que acompaña la vida de aquel vikingo diferente por su piel y facciones, dedicado más al comercio y a la generación mercantil, que a la tradicional visión combativa y belicosa de aquellos hombres de norte que dominaron aquellos mares en los siglos IX y X. En definitiva estamos ante una lectura entretenida y novedosa, en tanto a lo que ofrece y manifiesta con respecto a los orígenes de Geirmundur Piel Negra y el entorno histórico en el que vive.
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