En este tercer tomo de la serie del cómic creado por Jeff Lemire, parece que vamos descubriendo alguno de los enigmas que nos han sido presentados en los dos números anteriores, El granero negro y Pecados originales. Poco a poco vemos la implicación y la importancia de Norton Sinclair en esta historia de viajes en el tiempo y la presencia de un ser maligno, en el lugar geográfico conocido como Gideons Falls. Por fin, ese ser oscuro y reconocible por una terrible sonrisa, va descubriendo su razón de ser y la implicación de sus apariciones por medio del tenebroso granero negro.
Lemire va desbrozando su guión poco a poco, descubriendo nuevas pistas y mostrando otras nuevas, para que el lector pueda disfrutar a sorbos, poco a poco, de la trama de terror, no solo físico, sino también psicológico, que desborda el cómic. Ahora nos deja vislumbrar un futuro todavía incomprensible y un pasado extraño, entre los que, el cada vez más protagonista monstruoso visitante, viaja a través de un portal en el tiempo. ¿Cual es el nexo de unión y el desencadenante de esta historia de trastornos, muertes y persecuciones en el tiempo? Sin duda un lugar llamado Gideon Fallas y un joven de pasado oscuro y futuro incierto llamado Norton Sinclair, tienen mucho que explicar. A partir de aquí deberemos esperar a ver que nos deparan los, a veces desquiciantes guiones de Lemire, aunque casi siempre brillantes.
No queda más que repetirme, otra vez, en referencia al apartado visual del cómic, a lo ya dicho en reseñas anteriores. Sorrentino está creando un universo artístico insuperable con sus rocambolescas y apabullantes viñetas y composiciones, plenas de calidad e ingenio. Su dibujo y encuadres nos llevan de cabeza a viajar en este multi universo de terror y, en algunos momentos, auténtica paranoia. Todo resulta brillante y genial, haciéndose indispensable como muestra palpable y visual del trabajo al guion de Lemire. No olvidemos el dominio en el uso del color propuesto por el colorista Dave Stewart, con el que la sensación de vivir en una pesadilla y en una multitud de planos temporales, se redondea con gran acierto. En definitiva, un trabajo de equipo modélico que espero dure en el tiempo y nos siga ofreciendo una evolución coherente de la trama, tan brillante como hasta ahora.
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