Hace unos años leí el ensayo de John Julius Norwich, Los normandos en Sicilia, en el que se desarrolla la llegada y asentamiento de los normandos en el sur de Italia y en Sicilia entre finales del siglo XI y el primer cuarto del siglo XII. En el último capítulo se describe la coronación de Roger de Hauteville como rey de Sicilia, el año 1130. Por circunstancias y caprichos de la vida, han tenido que pasar más de tres años para recuperar y leer el ensayo que hoy reseño y continuar disfrutando de la aventura que comenzó cuando un grupo de normandos llegaron a Lombardía, y que acaba en 1194, en el atardecer del siglo XII.
Su páginas comienzan con el mandato de Roger II, en cuya mano y corona se desarrollará el cénit de la dinastía y del reino de Sicilia. Roger deberá enfrentarse al cisma del papado, a los intereses de Lotario de Germania por controlar la península itálica o los intentos de Bizancio por recuperar su presencia e influencia en el sur de Italia. De carácter reflexivo, mezclado de un gran ímpetu guerrero cuando hacía falta, su reino asentó la convivencia de culturas, mientras debía combatir a propios y extraños en las convulsas Apulia y Campania. El juego de estrategias y alianzas entre los cuatro grandes participantes en el juego geopolítico de aquellos años, no quedó libre de levantamientos, grandes batallas, pandemias y costosos asedios, aunque con el pasar de los años, Roger II demostró ser el representante necesario y principal de la historia de los normandos de Sicilia, lo que convirtió a aquel reino como uno de los principales de Europa y el Mediterráneo. Sin embargo como nos muestra el autor en la primera mitad del libro, que es lo que ocupa su reino, el devenir de la historia y la pérdida de cuatro de sus hijos varones colocó al reino en una tesitura compleja que ya no tendría vuelta atrás y significará el declive de la corona normanda.
Guillermo I, como hijo menor de Roger, no fue formado para la política en un poco presumible traspaso de la corona. Sin embargo el destino le llevó a protagonizar periodos de inestabilidad que también heredaría su hijo Guillermo II. Ambos reinados sufrieron la influencia de hombres del reino, al estilo de los validos del siglo XVII, que provocaron graves y sangrientas luchas de poder entre diferentes partidos de la corte, sumándose a los complejos vericuetos de la política internacional. El cambio de papas e incluso la presencia de un segundo cisma, o la presencia en el trono de Germania de Federico II Barbarroja y de Manuel de Bizancio en el Imperio Oriental provocaron que la inestabilidad y los vaivenes en el reino de Sicilia aumenten. Con todo, algunos factores se alían con ambos reyes. Por un lado la climatología de Italia hace que los esfuerzos de los de Germania por conquistar la península sea aciaga. Los triunfos de sus huestes se ven entorpecidos por el calor y la plagas, provocando que la retirada tras los Alpes se produzca año tras año. Por otro lado, el delicado poder del Papa en una situación en la que en Roma, el Senado se oponía a su potestad en la ciudad y los apoyos a la tiara de San Pedro, se balanceé entre normandos, germanos y franceses, provocó no pocos momentos favorables a los de Sicilia. Sin embargo de nuevo circunstancias traídas por las crisis hereditarias definirán el declinar en el futuro de la Casa Hauteville. Su relación con la Tercera Cruzada sería el último momento extraordinario del reino.
Cuando Guillermo II, falto de heredero directo elige a su tía Constanza como heredera, no se apercibió de la consecuencias que provocarían que estuviera casada con Enrique VI de Germania, lo que situaba el futuro de su corona a merced del extranjero y del Imperio Germánico. Tal como dice el autor, esta decisión firmó la sentencia de muerte de una dinastía ya en declive. Las luchas internas se recrudecieron y aunque un representante de su casa, Tancredo de Lecce toma el poder, el destino y final de los normandos llegaría en 1194 con la entrada de Enrique en Palermo y su coronación como rey de Sicilia.
Con este libro, John Julius Norwich cierra un entretenídisimo y apasionante viaje alrededor de la presencia normanda en Italia y Sicilia, mostrando la extrema complejidad de las políticas de la época. Su estudio y conocimiento de las fuentes, el análisis de los personajes, con sus personalidades y diferentes caracteres, tanto como estadistas o como a nivel humano, se desarrolla a la perfección en su investigación del complejo universo de alianzas y relaciones que llevaron a Italia a ser, no solo en centro de la geopolítica del Mediterráneo y de Europa, sino el foco de atención de la cristiandad en el enfrentamiento entre la Iglesia Romana y sus conflictos con las coronas reinantes y su lucha por el poder terrenal y espiritual del mundo cristiano. Norwich aparece como un gran narrador, y lo demuestra convirtiendo al lector en espectador de un periodo pleno de grandes momentos históricos y pequeñas historias que completan el apasionante trascurrir de los normandos en la historia de Italia y Sicilia. Ellos conformaron un reino al sol, en el que musulmanes, latinos y griegos formaron parte de un reino rico en historia, patrimonio y personajes ilustres. Por cierto, impagables los fragmentos de la obra en las que el autor describe las grandes obras arquitectónicas creadas por esta dinastía en las que la mezcla de estilos y culturas, las dotan de una belleza y magnificencia única.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si comentas, aceptas la política de privacidad. Únicamente utilizaré tu correo para los comentarios. No lo almacenaré ni lo usaré para nada más.