Un joven británico se encuentra de visita en la fábrica textil de un empresario francés, allá por 1910. Su misión, aprender los métodos de trabajo de la industria francesa para ver qué mejoras aplicar en su empresa de Inglaterra. Convive con la familia francesa y mantiene una aventura con la esposa del empresario. Años después, encontramos al protagonista, Stephen Wraysford, sirviendo como teniente en el ejército británico en plena Gran Guerra, en las trincheras de Somme. Sesenta años después un joven inglesa, encuentra unos diarios cifrados que le llevan a investigar por el pasado de su abuelo, combatiente de la Primera Guerra Mundial.
Sebastian Faulks construye esta novela a partir un gran capítulo introductorio en el que presenta al protagonista y su aventura amorosa. A lo largo de estas primeras más de cien páginas, el autor desarrolla la situación de una Francia empresarial pero también algo pueblerina, en donde los matrimonios de conveniencia, el cotilleo de los almuerzos y meriendas, o los largos paseos por el campo y las tardes en el río, contrastan con los enfrentamientos entre la patronal y los obreros en la industria textil. El desarrollo de esta primera parte del libro navega de manera sosegada, parándose en descripciones y largos diálogos. No es un inicio de novela que atrape en gran manera, y exige cierto esfuerzo que, desde luego, se ve compensado por su alto nivel literario y la notable presentación de personajes y ambientación de lugares y la época en la que se desarrolla. Este pequeño esfuerzo bien merece la pena.
Tras esta introducción, el autor nos traslada a 1916, en pleno preparativo de la campaña en Somme, por parte del ejército británico. En su función de teniente infantería, su presencia en el frente, lleno de trincheras y bajo bombardeos constantes, y sus propias vivencias, llenarán las páginas de la novela a lo largo de los años hasta el final de la guerra. Paralelamente y en capítulos más cortos, la joven de los años setenta realizará un viaje vital entre sus relaciones personales y la búsqueda de los recuerdos de su abuelo. De estas dos tramas me quedo, sin duda alguna, con la profunda, dura y extensa parte dedicada a las experiencias de Stephen en la trincheras. Las consideraciones sobre el sentido de la guerra, el afán de supervivencia o las condiciones en las que viven miles de soldados de infantería, se entremezclan con pequeñas misiones de reconocimiento, el sufrimiento del cañoneo continuo o los suicidas y letales ataques a las alambradas alemanas. De su mano visitamos el campo de batalla, los minúsculos recintos donde los oficiales conviven, las trincheras en las que animan a su tropa o los lugares de retaguardia donde descansan o se recuperan de las heridas sufridas. Es en estos lugares donde, en compañía de algunos notables secundarios, el protagonista deambula entre el miedo a morir, su compromiso con el ejército, la cercanía a la muerte, el sin sentido de la guerra y la pérdida innecesaria y gratuita, de tantas y tantas vidas de jóvenes soldados.
A lo largo de la presencia de Stephen en el frente, el autor nos acerca de manera continuada a un grupo de soldados especialistas en hacer minas y contraminas. Sus misiones y las terribles circunstancias con las que lidian la guerra presentan no pocas e impresionantes escenas llenas de peligro, angustia, miedo y claustrofobia, de las que en algunos momentos comparte experiencia con el protagonista. Estas no poco extensas situaciones descritas, me han parecido de lo mejor de la novela, especialmente por la capacidad de Faulks por trasladarnos con gran realismo, todo lo que sienten esos hombres escarbando, avanzando a rastras o luchando bajo toneladas de tierra. Realmente son unas escenas que llevan al lector a involucrase y sentir en la piel hasta dónde puede llegar el límite la capacidad humana. Tanto casi, como las escenas dantescas en las que se describen las carreras en tierra de nadie en las que los soldados británicos se lanzan contra las trincheras y ametralladoras alemanas. Brutales, sanguinarias y mortales carreras.
Un gran libro, del que he disfrutado y con el que he sufrido una barbaridad. Muy recomendable para acercarse a la terrible realidad del frente de Somme y las experiencias de los soldados durante la Primera Guerra Mundial en el frente occidental. Sus diálogos tienen profundidad y ahondan en el sentir del hombre frente a la guerra, la muerte, el miedo o la soledad. Francamente recomendable. Narrativa de alto nivel. No por casualidad la novela ganó el premio Galaxy British Book Award en 1995.
Tras esta introducción, el autor nos traslada a 1916, en pleno preparativo de la campaña en Somme, por parte del ejército británico. En su función de teniente infantería, su presencia en el frente, lleno de trincheras y bajo bombardeos constantes, y sus propias vivencias, llenarán las páginas de la novela a lo largo de los años hasta el final de la guerra. Paralelamente y en capítulos más cortos, la joven de los años setenta realizará un viaje vital entre sus relaciones personales y la búsqueda de los recuerdos de su abuelo. De estas dos tramas me quedo, sin duda alguna, con la profunda, dura y extensa parte dedicada a las experiencias de Stephen en la trincheras. Las consideraciones sobre el sentido de la guerra, el afán de supervivencia o las condiciones en las que viven miles de soldados de infantería, se entremezclan con pequeñas misiones de reconocimiento, el sufrimiento del cañoneo continuo o los suicidas y letales ataques a las alambradas alemanas. De su mano visitamos el campo de batalla, los minúsculos recintos donde los oficiales conviven, las trincheras en las que animan a su tropa o los lugares de retaguardia donde descansan o se recuperan de las heridas sufridas. Es en estos lugares donde, en compañía de algunos notables secundarios, el protagonista deambula entre el miedo a morir, su compromiso con el ejército, la cercanía a la muerte, el sin sentido de la guerra y la pérdida innecesaria y gratuita, de tantas y tantas vidas de jóvenes soldados.
A lo largo de la presencia de Stephen en el frente, el autor nos acerca de manera continuada a un grupo de soldados especialistas en hacer minas y contraminas. Sus misiones y las terribles circunstancias con las que lidian la guerra presentan no pocas e impresionantes escenas llenas de peligro, angustia, miedo y claustrofobia, de las que en algunos momentos comparte experiencia con el protagonista. Estas no poco extensas situaciones descritas, me han parecido de lo mejor de la novela, especialmente por la capacidad de Faulks por trasladarnos con gran realismo, todo lo que sienten esos hombres escarbando, avanzando a rastras o luchando bajo toneladas de tierra. Realmente son unas escenas que llevan al lector a involucrase y sentir en la piel hasta dónde puede llegar el límite la capacidad humana. Tanto casi, como las escenas dantescas en las que se describen las carreras en tierra de nadie en las que los soldados británicos se lanzan contra las trincheras y ametralladoras alemanas. Brutales, sanguinarias y mortales carreras.
Un gran libro, del que he disfrutado y con el que he sufrido una barbaridad. Muy recomendable para acercarse a la terrible realidad del frente de Somme y las experiencias de los soldados durante la Primera Guerra Mundial en el frente occidental. Sus diálogos tienen profundidad y ahondan en el sentir del hombre frente a la guerra, la muerte, el miedo o la soledad. Francamente recomendable. Narrativa de alto nivel. No por casualidad la novela ganó el premio Galaxy British Book Award en 1995.
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