Jack Schreier se estrena en la dirección con una película situada en un futuro no muy lejano, donde un jubilado, ex ladrón de guante blanco, tiene que compartir su día a día, con un robot de compañía. Su hijo se lo ha regalado, al notar que su padre empieza a perder la memoria y a necesitar a alguien para realizar las labores básicas de la casa. A partir de esta premisa, comienza a florecer una "amistad necesaria" entre el veterano personaje interpretado por Frank Langella y el robot, construido específicamente para mejorar la calidad de vida de sus dueños.
La película transcurre como un cuento, en el que el anciano, frente a una senectud aburrida y desordenada debida a cierta complicación degenerativa, redescubre y recupera la ilusión de un pasado lleno de robos y aventuras. En contraposición, encontramos el desencuentro generacional con sus hijos, uno especialmente preocupado por la salud de su padre y otra, ligeramente alejada de la realidad que rodea al personaje de Langella. La relación especial de su personaje con el robot y con la bibliotecaria del pueblo, protagonizan una trama sencilla, con cierto tratamiento sentimental, pero sin edulcorar en exceso la historia, logrando que el espectador enfatice con el protagonista y la con fidelidad robótica y casi emocional del ser mecanizado.
Langella realiza un actuación llana pero no tibia, sin trampas, llena de detalles que acercan al espectador a la realidad de las enfermedades que tanto afectan a nuestros abuelos, pero que en este caso, se ven suavizadas por la verdadera relación, a veces por interés, que se crea con el robot. Además, la crítica hacia la excesiva automatización de los medios y a la desaparición de las emblemáticas bibliotecas que existen en cada pueblo y ciudad del mundo conocido, tiene su rincón, en una película amable. Sin ir más lejos, el análisis que realiza sobre la relación padres-hijos, da un toque de atención a las generaciones actuales y venideras. Susan Sarandon, en el papel de la bibliotecaria y algo más, y los conocidos, Liv Tyler y James Marsden, completan el grupo actoral de esta amable, cercana y en cierta manera crítica película, dedicada a la soledad, la ilusión y la esperanza de nuestros mayores, en una sociedad actual menos familiar y más individualista.
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