Un abogado retirado, se dedica a dirigir tésis a un selecto número de jóvenes abogados, entre los que se encuentra, uno especialmente talentoso y también algo prepotente. Durante una de las clases, aparece en el aparcamiento de la facultad una joven salvajemente asesinada. A partir de aquí, Ricardo Darín, que interpreta al veterano abogado, investigará por su cuenta las circunstancias que rodean el crimen.
De ritmo sosegado, a veces algo autocomplaciente, esta película dirigida por el argentino Hernán A. Golfrid, nos encamina hacia un duelo interpretativo y pretendidamente inteligente entre el maestro y su pupilo. Con una dirección llena de detalles, que por un lado pretenden llevar al espectador hacia la resolución del caso, y por otro, no escatima en plagar de trampas y falsas pistas dirigidas precisamente a entorpecer y distraer dicha resolución, la película es más una carrera de obstáculos, que una trama policiaca al uso. Y esto es así, porque ni más ni menos, el director, no consigue desarrollar ni terminar la película a su gusto propio, ni tan siquiera al gusto del espectador, y de esto último no me cabe la menor duda.
Con un aire que nos recuerda lejanamente a la estupenda "El secreto de tus ojos", la película no solo resulta muy lenta, sino que abusa de los primeros planos del protagonista a los que acompaña una bso repetitiva y apabullante, dando la impresión de no casar bien con las escenas que musicaliza. Los actores están en su sitio, con sendas buenas actuaciones de Darín y Amman, creando algunos diálogos más que interesantes. Es más entiendo que el metraje en el que los diálogos protagonizan el guión es muy superior al resto, que como he dicho, abusa de largas escenas y de primeros planos de Darín, como si se tratara de un Sherlock Holmes, debatiéndose en el discurrir del caso.
