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lunes, 2 de junio de 2025

"Operación Pedestal. La flota que luchó en Malta, 1942" - Max Hastings

Larga es la lista de ensayos escritos por Hastings y dedicados a las grandes confrontaciones bélicas del pasado siglo XX. Sin embargo, y llama la atención, jamás había dedicado uno de sus libros a alguna de las grandes batallas navales que se hayan producido en los embates sufridos durante la I y II Guerra Mundial. Además, en este caso, no ha elegido una batalla naval especialmente conocida por su tamaño o consecuencias militares. En este caso, su interés se ha volcado en describir el desarrollo, casi minuto a minuto, del gran convoy que organizó Inglaterra junto con su aliado los EEUU en agosto de 1942, para el envío de todo tipo de suministros a la asediada y maltrecha isla de Malta. 

Malta vivía meses de alarmante escasez debido al prolongado y durísimo asedio que estaba sufriendo debido a los bombardeos de la aviación italiana y alemana, más allá del constante bloqueo de ambas flotas. Inglaterra controlaba el este y el oeste del Mediterráneo gracias a sus posiciones en Gibraltar y el Canal de Suez. Malta quedaba a merced del enemigo, en unos años al principio de la guerra en los que Egipto estaba a punto de caer bajo el empuje del Afrika Korps. La posición de Churchill era meridianamente clara. Por el honor del país, Malta no podía caer ante el enemigo, más allá de si era real o sobredimensionada la importancia estratégica de la isla para los intereses británicos de momento. Hastings aporta teorías y opiniones para todos los gustos. 

Sin embargo, lo que aquí importa es cómo una altiva Inglaterra organizó una gran flota militar y de mercantes, cuya misión era llevar todo alimento, equipo militar y combustible a una Malta terriblemente castigada por la aviación enemiga y a punto de rendirse por hambre. El problema principal es que el control del Mare Nostrum estaba bajo la marina y la aviación de las fuerzas del Eje. Las vertientes norte y sur quedaban bajo el dominio alemán e italiano, y estaba meridianamente claro, que el convoy iba a sufrir terribles ataques y pérdidas durante su navegación hacia su destino. Para protegerlo, se reunieron un gran número de portaaviones, acorazados, cruceros y destructores, con el afán de proteger a los buques mercantes y a un petrolero que se iban a lanzar en una misión casi suicida. 

Hastings se encarga de narrar con su habitual energía, aparente facilidad y sobrado conocimiento de los hechos, todos los acontecimientos que se sucedieron alrededor de la organización y desarrollo del convoy, desgranando día a día, los ataques que sufrieron los aliados, sus pérdidas materiales y humanas, y los aciertos y errores tomados por ambos bandos, en una carrera en la que solo quedaba hundirse y morir, o sobrevivir en una carrera de apenas tres dolorosos y terribles días. Las bajas por ambos lados, fueron grandes, tanto como los esfuerzos propuestos. Como suele ser habitual en Hastings, en mi opinión uno de sus puntos fuertes, su propuesta de poner voz a gran número de testigos y participantes en la operación Pedestal aporta un sentido humano especial, que acierta en su intención por acercar al lector a aquellos hechos de una manera más cercana. Las voces propuestas implican hombres de todas las graduaciones, desde los almirantes y altos mandos hasta los capitanes y marinos de los destructores y submarinos y los pilotos de bombarderos, torpederos y cazas que participaron en el hecho bélico. 

Además incluye los testimonios de marineros, cocineros, fogoneros, además de la tripulación civil de los mercantes y sus comprometidos, algunos, oficiales y capitanes. Curiosamente, algunos mercantes eran estadounidenses, y Hastings aporta una visión novedosa de la opinión y prestancia de estos en la operación. Por supuesto, durante aquellos días se produjeron actos heroicos, pero también, algunos menos ejemplarizantes, y todos ellos tuvieron sus consecuencias, aunque como suele ser habitual, la historia también tuvo sus olvidos. Ni siquiera a día de hoy los especialistas saben concretar quién quedó mejor o peor parado en aquel encuentro bélico. Esto y mucho más,  aparece desgranado y masticado en el emocionante texto lleno de intensidad dramática texto que nos propone un Hastings, como siempre, solvente y tremendamente acertado en su propuesta. 






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