Protagonizada por Vicky McClure, una de las estrellas de la muy sobresaliente serie británica Line of duty, esta producción nos traslada al universo de un grupo de desactivadores de explosivos de una unidad londinense de policía. Una serie de atentados dirigidos a intereses y personas que generalmente son foco de agresión de grupos neofascistas de Inglaterra, desestabiliza la labor de investigación de la agente Dana Washington, en una carrera por desactivar una serie de bombas trampas y encontrar el origen de todas ellas para anular a las personas que andan detrás de estos actos de terrorismo.
Como suele pasar en estos casos, la serie transcurre entre la investigación, nexo de unión de toda la trama, y los dilemas y tensiones personales de la protagonista, afectada por los derroteros en los que se suceden las pistas del caso, y sus dimes y diretes personales y familiares. Alrededor de ella se cimenta toda la serie, asunto que, en mi opinión, es un hándicap para esta producción, debido a que me da la impresión que a esta actriz, ya veterana en este tipo de producciones británicas, le viene un pelín grande echarse a sus espaldas prácticamente toda la serie. En ocasiones la veo impostada y poco convincente en sus traumas. Su interpretación, en comparación con el trabajo realizado en Line of duty, una serie apoyada en un sólido grupo de actores, no soporta todo el protagonismo de Trigger point.
Por lo demás la serie funciona bien. Tiene sus buenos momentos de tensión, la investigación camina con ritmo en el seguimiento de una serie de pistas que despistan a la protagonista y su equipo, mientras la falta de confianza en sus compañeros, crea inseguridad en el devenir de la lucha contra quienes están sembrando de bombas la ciudad. Como en Line of duty, la serie muestra el trabajo policial británico, así como el modelo de escalafón y métodos de organización de los equipos de investigación y control de los casos, mucho más participativos que lo que pueda mostrar el sistema estadounidense. Además, podemos encontrar de fondo, los graves problemas de racismo que supuran en el país, con la presencia de grupos neofascistas y los problemas que siguen existiendo en cuanto a la convivencia de diferentes razas, culturas y religiones. La influencia sobre las nuevas generaciones y el poso de intolerancia que existe en una sociedad como la británica, ahora potenciados con los problemas de origen yihadista, entroncan bien en la serie, haciéndola funcionar lo suficiente para que resulte interesante al espectador.
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