De nuevo, saber que Carlos Bassas publica nueva novela y es todo uno acudir a la presentación del libro y hacerse con otra de esas joyas a las que últimamente nos tiene acostumbrado el escritor barcelonés, adoptado pamplonica, ya para toda la vida. Y lo digo, porque Sinántropos, enlaza estilísticamente y formalmente maravillosamente bien con otras dos fantásticas novelas del autor. Justo primero en 2018 y después Soledad en 2019, marcaron una senda renovada y novedosa en la trayectoria de Carlos. Su estilo directo, a veces seco pero poético, su narrativa llena de destellos literarios y citas fulgurantes que se tatúan en la mente del lector, vino para quedarse y estampar en la ya veterana bibliografía del escritor, una forma de escribir marca de la casa. Con Sinántropos se termina por cincelar una manera de escribir que se hace inevitablemente reconocible en la pluma de un novelista que imprime en sus escritos su manera de ver y sentir la novela noir y de suspense, logrando un acomodado lugar entre lo más granado de la novela negra de este país.
Pues bien, Carlos Bassas no solo a creado su propio estilo literario, sino que además se ha especializado en la construcción de historias y personajes altamente explosivos, oscuros y especialmente trágicos. Lo hizo en las dos novelas que he comentado anteriormente y lo consigue de nuevo en ésta que hoy reseño. En apenas doscientas cincuenta páginas, es capaz de crear un micro universo de lugares y personajes al que el lector se adentra con la seguridad de pasar página a página y sufrir la experiencia de sumergirse en esos entornos duros, sucios y casi siempre peligrosos, a los que tan fácilmente nos acerca el autor. Con cuatro pinceladas, uno ya sabe que el peligro, la inestabilidad y un buen montón de traumas y recuerdos rodean al elenco de protagonistas. Unos protagonistas perfectamente cincelados por el autor con cuatro retazos y ciertos flashbacks bien colocados en la narración, se presentan ante el lector bien perfilados.
No voy a entrar en la trama de la novela. El que quiera enterarse que compre el libro y se sumerja en una historia de regresos, reencuentros y venganzas. Como ya he dicho antes, el escenario no es un campo de flores y trigales. El entorno en el que creció el protagonista y al que regresa años después no solo es la estampa de sus recuerdos amargos y duros de rememorar. También es su patio de juegos y juergas, su terreno de aventuras y jolgorios, en donde se codeaba con unos amigos que siguen allí donde los dejó. Sin embargo, la razón de su regreso pivota alrededor de la familia a la que abandonó y en el recuerdo de un hombre del que escapó. Ambos engranajes giran y giran sin parar en el devenir del tiempo, hasta que Corto, el protagonista, cual alimaña acostumbrada y adocenada en una sociedad que le es esquiva, decida interrumpir ese transcurrir natural e imparable de recuerdos, tristeza y malentendidos, para tomar el control de su propia vida.
Para terminar solo puedo decir que Sinántropos me ha gustado mucho, como me gusta mucho la manera y estilo de un Carlos Bassas que crece en su particular manera de embarrarse en historias escabrosas y difíciles de mirar a los ojos sin que el lector se estremezca. Por eso decía, a quienes conocéis su obra. que esta novela completa un conjunto literario codo con codo con Justo y Soledad. Y también digo, a quien no las ha leído, que se anime a ahondar en unas novelas que, siendo a veces difíciles de digerir por su trama y puesta en escena, conforman, junto con la que hoy reseño, lo mejor de un escritor al que no hay que perder de vista, por su personalidad y su adictivo estilo literario.
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