Como muchos otros aficionados, no he acudido a una sala de cine desde el inicio de la pandemia. Creo que la última peli que vi en sala fue la galardonada 1917, allá por febrero de 2020. Ha tenido que llegar la última semana de septiembre de este año para que me sintiera con ganas de volver a disfrutar del cine y creo que la película elegida ha sido la más apropiada, por varios factores. En primer lugar su director Denis Villeneuve es uno de mis favoritos. En segundo lugar, la anunciada magnitud del diseño, paisajes, fotografía, partitura y efectos que prometía la cinta elegida. Y en tercer lugar, y no por ello menos importante, el título al que me refiero, tan esperado como conocido, no solo por la versión estrenada en los años ochenta y filmada por el gran David Lynch, sino también por la novela y saga en las que se basa la película. Efectivamente me refiero a la tan esperada versión de Dune.
La trama es bien conocida por todos. La casa de los Atreides es enviada por el emperadoral planeta Arrakis, para que se encarguen de su explotación. Los Fremen, oriundos de aquel planeta asolado por el sol pero rico en especia, un componente imprescindible que hace posible los viajes por el espacio, se han resistido a los anteriores expoliadores de su tierra. Aires de traición sobrevuelan sobre los Atreides, gobernados por el duque Leto y la dama Jessica, mientras su hijo, el joven Paul, aprende lo necesario para ser el futuro líder de la familia. Extraños sueños acentúan el entorno de Paul mientras se murmuran oscuras profecías que se cierne sobre su persona y familia.
Villeneuve toma para sí una estructura similar a la que pudimos ver en 1984, en la versión de Lynch. Más allá de esto, el canadiense toma como partida el poder gozar de un atractivo elenco de actores y actrices, entre los que destacan una fantástica y sobresaliente Rebeca Ferguson, sin duda la mejor interpretación de la película, un notable Oscar Isaac, y un cumplidor, aunque no de mi gusto, Timotheé Chalamet. Ya en papeles secundarios, Josh Broslin, Jason Momoa y Stellan Skarsgard, resultan de lo más llamativo de la cinta, y para bien. En este aspecto, la elección del elenco ha resultado bastante acertada.
Sin duda, y ante los precedentes de La llegada y Blade Runner 2049, todos esperábamos lo más de lo más de Villeneuve y creo que no ha defraudado a nadie. Ha plasmado y recreado de manera grandiosa el universo que define su visión de Dune, sin traicionar la idea original y proponiendo una excelsa dirección artística y una apabullante ambientación, tanto en interiores, como en exteriores, así como en el diseño de todo tipo de vehículos, vestuario y edificios, incluido su interiorismo, consiguiendo dejar al espectador con la boca abierta. De la misma manera Hans Zimmer consigue construir una de sus partituras más complejas y detalladamente ligadas a las escenas que acompañan, despreocupándose de crear melodías especialmente pegadizas, para preferir buscar y crear el ambiente suficientemente grandilocuente para las imágenes que se suceden en la pantalla, con tal equilibrio que termina por convertirla en algo inherente a la película. Quizás, es verdad que, en algunas fases de la misma, el volúmen tapa algunas conversaciones, por lo menos en la versión doblada que yo vi, pero aparte de esto, creo que es una rotunda y contundente partitura que liga bien con la idea que presenta Villaneuve en la pantalla.
En líneas generales la película me ha gustado. La trama y los personajes se presentan a su ritmo, con detalle pero sin avasallar. Los personajes están muy bien perfilados y conforme avanza su argumento, uno se va introduciendo en la historia con interés, sin pesar en exceso que el aficionado conozca el argumento de principio a fin. El escenario es impresionante y aunque esa magnitud podría minimizar la importancia de la historia, sin embargo, el peso que aportan los personajes suma más que resta a una estructura apabullante en su presentación, bella en su diseño y en ciertos momentos, desasosegante atmósfera planteada. Desde luego uno se queda con ganas de su segunda parte que, tras los resultados extraordinarios de taquilla, parece que se realizará en un futuro, algo más que necesario y que hará justicia a la historia del planeta Arrakis. Personalmente no creo que sea el trabajo más redondo del director, a la espera de cómo cierre la historia, pero pienso que Villenueve sigue aportando talento, brillantez y mucha inteligencia, tanto en el tratamiento de los protagonistas como en la ambientación que los rodea, algo que siempre ha hilvanado con soltura y gran solidez.
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