La derrota de las huestes de Soliman I ante las murallas de Malta en 1565, marcó un antes y un después en el Mediterráneo y la contienda que, desde principios de siglo, enfrentaba a los imperios de Carlos I y de los turcos de Estambul. Hasta ese año, una serie de derrotas en Rodas, Chipre, Argel y Los Gelves, habían colocado en una complicada situación a la cristiandad, más allá de los devaneos de Francia con el Turco. La cesión de Malta a los caballeros hospitalarios, en un afán por presentar un frente al avance musulmán hacia el Mediterráneo occidental, y las acciones de las galeras de la cruz contra los intereses musulmanes en su parte más oriental, provocaron el gran asalto a la isla, dando pie a un importante cambio en las tornas de este enfrentamiento de titanes.
Este goloso número de Desperta Ferro abre veda con un completo artículo sobre la situación en el Mediterráneo en los años previos al sitio de Malta, protagonizado por una Guerra Santa, en la que los dimes y diretes en la conquista y reconquista de plazas fuertes y ciertos desastres navales, provocaron complejos posicionamientos por parte de la corte Hispana y órdago por parte de la Turco. Dos artículos preceden a los protagonizados por el gran asalto. Por un lado todo lo que hay que contar sobre los precedentes, la posición y los hechos de la Orden Hospitalaria, tras ser expulsada de Rodas por los turcos en 1522. Por otro, la grandiosa preparación de la flota y tropas que Solimán envió a Malta, sus mandos y generales, incluidas las diferencias irreconciliables entre ellos, y la capacidad de movilización en los territorios que se encontraban bajo el dominio de la Media Luna.
Tres artículos tres, desarrollan las operaciones que protagonizaron el sitio sobre Malta. En primer lugar la llegada de la flota, su posicionamiento en la isla y el ataque al baluarte de San Telmo. La defensa de los caballeros y sus tropas de ese enclave estratégico, hizo perder tiempo y hombres a los generales turcos, hasta el punto de que a pesar de tomar el baluarte, su defensa fue clave para lograr un postrero triunfo cristiano. En segundo lugar, se analizan los duros y terribles ataques realizados sobre el Burgo y Seglea, puntualizando los distintos frentes, sus mandos y la serie de bombardeos, trincheras y asaltos realizados por derrumbar y hacer claudicar la defensa de la ciudad. Para terminar, y ya en pleno declive de las fuerzas y del ímpetu de los turcos, el artículo dedicado a la llegada de la ayuda de los tercios provenientes de España e Italia, vía Sicilia, concluye un gran número en el que se muestra al lector un largo listado de héroes anónimos y otros cuantos de renombre, que jalonan los hechos que allí acontecieron en pro de la defensa de la cristiandad y por el dominio y defensa del Mediterráneo occidental, todo lo cual conducirá, pocos años después, a la batalla naval de Lepanto.
Para terminar y para el que quiera leer más sobre este hecho y la situación en el Mediterráneo en el siglo XVI, recomiendo un par de libros. Una crónica de la época muy interesante y entretenida, y un gran ensayo en el que se plasma el duelo a muerte de ambos imperios, el cristiano y el turco: Los Tercios en el Mediterráneo, transcrita por Hugo. A. Cañete y Imperios del mar de Roger Crowley.
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