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martes, 14 de julio de 2020

"Amadeus"

Dirigida por Milos Forman en 1984, "Amadeus" no solo fue una justa y merecida ganadora de los premios Oscar de aquel año en el que acaparó ocho estatuillas, sino que, además, promovió el acercamiento y, para muchos, el descubrimiento de la obra de Wolfang Amadeus Mozart. El director realiza un acercamiento a los últimos años en la vida del compositor, de la mano del guionista Peter Shaffer, proponiendo al espectador una historia de ficción en la que Antonio Salieri, compositor de la corte de Viena, mantiene un tenso pulso de admiración y odio con la joven estrella del momento, componiendo una trama con cierto misterio y mucha e inventada enjundia. El resultado es magnífico, no solo por la capacidad del guionista en su creación de una interesante y atractiva trama, sino también, por todo lo que rodea a la película, a nivel técnico y de interpretación,  haciendo de ella, una de las producciones más importantes de los años 80.
La película fue una apuesta atrevida y valiente, teniendo en cuenta que la vida de un compositor de música clásica, en principio, no muestra demasiado atractivo para la mayoría de los cinéfilos. Más aún, la propuesta que realiza Forman al respecto de la figura de Mozart, podría no haber calado en el espectador, debido a cierta caricaturización del personaje. Sin embargo, el director resuelve con magnífico pulso este asunto, al mostrar por un lado, a un Mozart, efectivamente libertino y casi ridículo, pero respetando su auténtica aura y altura de único y revolucionario compositor. Más aún, cuando propone frente a él, a un interesantísimo Salieri, en su lucha interna a muerte entre su admiración por el joven y su tremenda envidia por su capacidad de componer semejante música. Ambos personajes se muestran con sus debilidades y fortalezas, bajo el influjo de dos sombras que les atenazarán durante toda su vida. Por un lado, en Wolfang, la figura de su padre le atormenta, no solo por la férrea niñez que pasó tocando de corte en corte, sino también por el influjo de su muerte, aprovechada por guionista y director, para sustentar la trama que desemboca en la composición del maravilloso Réquiem inacabado de Mozart. Por otro lado, en la figura de Salieri, la sombra de Dios y la religión, le acompañan a lo largo de toda su vida, arrastrando un camino de servicio, contrapuesta a su modo de entender la fuerza del destino y el encuentro con el joven compositor austriaco. Con estos dos pilares, Forman construye una magnífica película en base a dos estupendos actores, Tom Hulce y especialmente un bendecido F. Murray Abraham, encarnado a sus alter egos Mozart y Salieri.
Pero estos no son todos sus parabienes. Sin duda alguna la ambientación, el diseño de producción, el vestuario, la magnífica partitura que acompaña toda la película y las calles de Praga, lugar donde se rodó la película, conforman un conjunto extraordinario, que hacen de Amadeus una auténtica y fascinante experiencia sensorial. El escenario construido por Forman nos traslada con fidelidad y gran detalle a la corte de Viena, pero también a sus calles, tabernas y teatros de ópera. Es curiosa, por otra parte, la visión de los diferentes entornos en los que se movía Mozart, entre el encorsetamiento de, por ejemplo, la pequeña corte del Arzobispo de Salzburgo, y posteriormente, la italianizada gran corte del emperador José II de Austria, en contraposición con la alegría y la simpleza del pueblo llano, con el que el director parece poder empatizar más. Todo ello recoge además, cierto pulso entre la fuerte influencia y primacía de la música italiana de finales del barroco, frente a la pujante fuerza del alemán y su nacionalismo cultural a comienzos del clasicismo.
En definitiva, Amadeus es una magnífica película que me gusta revisitar de vez en cuando y que he tenido la ocasión de ver nuevamente hace poco en una edición extendida en DVD que tenía desde hace años en casa, con la inclusión de una serie de escenas que fueron eliminadas de la versión final estrenada en los cines. No dejo de recomendarla, más allá de disfrutar de su partitura llena de insignes e inolvidables fragmentos de la universal y genial música de Wolfang Amadeus Mozart, interpretada por la Academy of St. Martin-in-the-Fields y dirigida por Sir Neville Marrimer, cuyo contenido también incluyo debajo del tráiler de la película.

 

4 comentarios:

  1. Un gran film. Me gusta mucho. Hace tiempo que no la veo, así que lo mismo la reviso este fin de semana.

    Que pases buena semana.
    Un abrazo!

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    1. Me pasaba como a ti. Hacía mucho que no la veía y visitarla de nuevo fue un gran acierto.
      Igualmente. ;-)

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  2. Me gusta, Iñigo, esto que dices: "interesantísimo Salieri, en su lucha interna a muerte entre su admiración por el joven y su tremenda envidia por su capacidad de componer". Y es que lo que le da fuerza a esta película, en mi opinión, no es la personalidad de Mozart, que también, puesto que está bien lograda en el contexto y hace divertida la película. Lo que convierte en genial a esta historia es la figura de Salieri como narrador, sus celos. Lo que le duele, lo que piensa este compositor, y es la base de la historia, es que la genialidad de Mozart le viene sin esfuerzo, sin tener que vender su alma al diablo, como ha tenido que hacer él. Una idea genial, la de Milos Forman quiero decir.

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    1. Exacto, en est4e caso la ficción propuesta por el director y del guionista, es la clave de la historia y del Oscar para el bueno de Murray Abraham

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