Paseando por la web Biblostock durante las fases de confinamiento por el coronavirus, descubrí una oferta interesante sobre el cómic que hoy reseño. Dos factores me llamaron de él la atención. Por un lado, la figura de su protagonista, un piloto y cartógrafo veneciano llamado Sebastián Caboto, al servicio de la corona española, que lideró una expedición surcando el río de la Plata en búsqueda de un reino en donde el oro y la plata se desbordaran por sus tierras. Por otro, la presencia del ilustrador italiano Lorenzo Mattoti, un particular dibujante de estilo propio que ganó en el año 2003 el premio Eisner por su personal versión de "Dr. Jekyll y Mr. Hyde"
"Caboto" vio la luz en el año 2003 y nos entronca con la mítica y triste historia de uno de aquellos aventureros y navegantes que durante el descubrimiento de América, soñaron con encontrar una tierra en la que el oro y las riquezas crecieran en la tierra, a la espera de que el que llegara allí, no tuviera más que recogerlo del suelo. En su afán por descubrir estos territorios, Sebastian desvió sus naves al interior del río de la Plata, siguiendo la estela de Solís, otro aventurero que exploró anteriormente aquellas tierras. El guionista Jorge Zentner ya nos avisa desde un inicio lo poco que se sabe del protagonista, más allá de algunos detalles de sus exploraciones. Esta nebulosa que se cierne sobre Sebastian Caboto, sumado al estilo personal del escritor argentino, hace que nos enfrentemos con un guion escueto, construido casi en clave de morse, atribuyendo al personaje más enigmas, propios de historias míticas y leyendas que construyeron el imaginario de los viajes, expediciones y desgracias de aquellos, pocos y bravos aventureros.
Pero lo que más me ha llamado desde un inicio la atención, es el particular dibujo de su ilustrador. Su estilo näif, dotado de color, textura gruesa y variopintos retratos y paisajes, me atraen especialmente. Entiendo que haya muchos aficionados a los que no les guste su estilo tan especial. Sin embargo, esta obra es muy poderosa visualmente hablando, hasta el punto de que los diálogos pasan a ser un elemento claramente secundario, incluso casi innecesario. Es cierto que sus apenas cincuenta y seis páginas se leen en un suspiro, por lo que recomiendo y apuesto por tomarse este tomo como un cómic visual, de los que hay que disfrutar con los ojos, dejándose llevar por la visión tan especial y colorista del autor. Por supuesto, para gustos los colores, por lo que recomiendo, al que esté interesado en hacerse con él, echar antes un vistazo al estilo y trazo del ilustrador italiano. A mí, la compra me ha compensado, la verdad. No puedo esconder que soy un aficionado de cómics que se deja engatusar más por las viñetas y el arte del ilustrador que por los guiones.
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