Llegaron los capítulos pertenecientes a la segunda parte de la novena temporada de la serie Shameless. Se han disfrutado y mucho, hasta terminar el último suspiro del capítulo catorce con el que se finiquita esta entrega. Y efectivamente como auguré en la reseña de 1ª parte de la 9ª temporada, Emmy Rossum abandona la serie, para pena de propios y extraños. Va a resultar extraño no disfrutar de las desventuras de esta aciaga y terrible familia sin la sonrisa de la hermana mayor. Con todo, la pobre Fionna nos ha hecho sufrir y mucho a lo largo de la temporada, como si se tratara de una montaña rusa funcionando a altísima velocidad.
Pero vamos por partes, porque esta segunda entrega de la novena temporada ha tenido de todo y muy variado, para disfrute de los espectadores, recuperando un poco la esencia viva de anteriores temporadas. Reseñar que Ian solo aparece en la despedida de Fionna, con lo que me imagino, tomará su personaje mucho más protagonismo en próximas temporadas. Parece que Lip mantiene su esencia de líder familiar manteniéndose al margen del alcohol, pero cruzándose con una joven que le lanzará cierto anzuelo del que ya no querrá desprenderse, por lo menos por ahora. A mi personalmente, cada vez me gusta más el carácter y esencia de Carl, protagonizando su intento de entrar en la Academia de West Point, mientras se enamora de una joven, hija de militar, que le traerá por la calle de la amargura por la amistad de ésta con su hermana Debbie, en su búsqueda de su identidad sexual, por la que anda algo despistada. Verónica y Kevin centran su interés vital en la vasectomía de éste y la escolarización de sus gemelas, además de una y mil extravagantes aventuras, con las que siempre me lo paso genial. Y por fin Frank, como siempre, enfilado en su carrera por hacer carrera, valga la redundancia, sin dar palo al agua y concursando en un juego promovido por una marca de bebida alcohólica mientras tiene un lío la mar de complicado con una enferma neurótica y de doble personalidad emperrada en tener un montón de hijos.
Pero pongamos la lente encima de Fionna, merecedora de un trocito de este blog en su despedida de la serie. Su derrumbe iniciada tras su desastrosa gestión inmobiliaria y la ruptura con su novio, la lleva a precipitarse en un hondo agujero de alcoholismo y violencia del que tendrá que salir, forzada por el impulso de Lip y por sus traspiés continuos a lo largo de los últimos capítulos. Con todo, un final merecido, la despide de una serie que le debe mucho y de una familia que ha sobrevivido y crecido a su sombra a base de trabajo y mucho sacrificio. Su adiós enfoca la futura temporada en los demás hermanos y protagonistas. A ver que nos viene por delante. No queda más que esperar.