La más reciente producción de Paul Verhoeven cuenta la repercusión y consecuencias producidas en la vida de la protagonista, interpretada por una espléndida Isabelle Huppert, tras sufrir una inesperada y violenta agresión en su casa. La trama gira alrededor de este hecho, en la cotidianidad del día a día de la protagonista. Michèle es una exitosa y regenerada ex dueña de una editorial y ahora, propietaria de una empresa de creación de juegos de rol y acción para plataformas digitales. El ataque, sin embargo, aunque afecta a la protagonista, no lo hace en el aspecto que podríamos pensar. El efecto producido en ella, está más dirigido a la falta de control que le provoca lo sucedido, que a las consecuencias más físicas y psicológicas del hecho en sí.
Verhoeven tiene la capacidad de fusionar, con tanta naturalidad que asusta, un hecho más propio de un thriller psicológico, con la cotidiana vida que se desarrolla alrededor de Michelle. La relación con sus amistades, familia y negocios, colman buena parte del metraje, sin olvidar el delgado hilo que conecta la película con el hecho puntual sucedido al inicio del film. Michelle se encuentra desconcertada con la sensación del falta de control, a lo largo de la primera parte del la película. No solo ha sufrido la agresión en su propia casa. Los problemas familiares, tanto con su hijo y madre, así como las relaciones sexuales que rodean su vida y amistades, se encuentran descontroladas. He aquí la capacidad milimétrica de Verhoeven de hilar cada una de las tramas que pivotan de manera casi ordinaria y normal, alrededor de la agresión. Consigue que el espectador se imbuya del entorno más cercano de la protagonista, mientras se perfila un thriller basado en el suspense y un buen ejercicio de sorpresas que mantiene la tensión y la atención desde el primer minuto hasta el último.
Con un fuerte componente psicológico, que recuerda bastante a su éxito "Instinto básico", Verhoeven vuelve a apostar por el papel fuerte y dominante de la actriz principal, en este caso la experimentada y siempre acertada Isabelle Huppert. La sexualidad, lo perverso, la capacidad de dominación y el juego mórbido, planean en la película, entre problemas familiares, tan nimios y esperpénticos, como la elección del piso donde vivirá el hijo de la protagonista o un simple parto en el hospital. La comicidad morbosa, casi caústica, domina un guión medido y tejido, en base a un humor negro, casi visceral. La sonrisa acude a las comisuras del espectador, casi con vergüenza y con un planteamiento de la sociedad actual, tan frío como peculiar , desde la visión de Verhoeven. La religión, la infidelidad, la paternidad responsable, el sexo, las relaciones filio parentales, la violencia, lo morboso, completan este cuadro, en el que a trazos, se vislumbra un hecho acontecido en el pasado de la protagonista, que marca su personalidad y su compleja y psicológica visión de la vida.
Compleja película, en la que el espectador no descansa en sus 130 minutos llenos de suspense, sorpresas y cotidianidad. Esa mezcla de tramas, la buena mano en la dirección y el montaje de un pletórico Verhoeven y sobre todo, la impecable y sólida interpretación de Isabelle Huppert, hacen de esta película una de las mejores del año. La mente es perversa, pero también cotidiana. La película representa con frialdad y dureza, escondiendo más bien poco, algunos aspectos que campan en la privacidad de los protagonistas, y lo hace sin filtros, a la cara. Como escuché no hace mucho en un programa, un crítico definió "Elle" como una película del estilo de Haneke, con un componente de acción, y añadiría yo, de buen thriller, sello de un recuperado Verhoeven. Desde su última película para cine "El libro negro" de 2006, no habíamos disfrutado en la gran pantalla de una de sus películas y sin duda, estos años de espera, bien han valido al pena. Por cierto acertadísima bso... para una película que conforme la recuerdas y piensas, resulta desasosegante, morbosa y sobre todo tan retorcida... mucho más de lo que realmente parece durante su visionado.
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