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jueves, 8 de enero de 2015

"Los amigos de Peter"

En 1992 se estrenaba esta película dirigida y coprotagonizada por Kenneth Branagh. En ella, un grupo de amigos y amigas del colegio, se reúnen en la mansión heredada por uno de ellos, el último día del año para celebrar la Noche Vieja. Todos habían pertenecido a un grupo de teatro y su amistad estaba fuera de toda duda. Tras los años, cada uno de ellos han encauzado su vida, por diferentes derroteros. El anfitrión, interpretado por  Stephen Fry, todavía soltero, ha heredado una importante fortuna. El personaje encarnado por el propio Branagh, se ha casado con una actriz de medio pelo norteamericana. La siempre tímida, encarnada por Emma Thompson, sigue soltera y apocada. La pareja formada por Hugh Laurie e Imelda Stauton, acaban de sufrir una terrible pérdida, que afecta profundamente a su matrimonio. Y por último, el personaje interpretado por Alphonsia Enmanuelle, se refugia en un hombre casado, sin remedio. 
El cine ha tratado más de una vez, el tema de las reuniones de antiguos amigos, que durante la niñez o la juventud, mantenían una amistad inquebrantable, y que sin embargo, cuando se reencuentran, han surgido diferencias a la hora de ver la vida, dimensionar sus prioridades o zanjar cuentas pendientes. Precisamente Branagh, se enfrenta a algo parecido, enmarcando a sus actores y actrices, en posiciones claramente extremas, para representar la evolución que la vida obliga a encauzar a cada uno de los protagonistas. Por todo ello, y precisamente para aumentar el transtorno creado en semejante reunión, el director lo localiza en Noche Vieja, una de esas celebraciones, que parece que todo el mundo debe celebrar con alegría, a pesar de la condición sentimental y de ánimo de cada uno en ese momento. Las situaciones se crispan, el alcohol eleva ciertas disputas y los protagonistas provocan momentos de auténtica tensión.
Sin embargo, el director, plantea un aporte diferente, que solo se descubre al final de la película. Una terrible y dura noticia, referida al anfitrión, desestabilizará la posición inamovible y egoista de cada unos de los personajes. Creo que después de 23 años de su estreno, se puede desvelar el asunto en sí. Y es que en aquellos años,  el SIDA era portada casi diaria de televisión y prensa. Y como tal Branagh inserta un problema de salud mundial en la trama de la película. Y no lo utiliza como medio para ahondar más en la negatividad de los invitados, sino que curiosamente lo utilizará para atemperar y suavizar una situación que se tensionaba conforme avanzaba la película, Y funciona, porque según su mensaje, la amistad es para siempre, independientemente de las personas, las situaciones y su realidad. Cuando alguien te necesita, los amigos están para apoyarse. Este es el fin de una película, tan entretenida como bien realizada, en la que los actores y actrices, cumplen con creces su misión de trasladar a la pantalla una trama tan real como ordinaria. Una comedia con injertos de dramas personales, que funcionó en 1992 y lo sigue haciendo en la actualidad. La disfruté con gusto y creo que merece un visionado de vez en cuando, para sacar algún mensaje provechosos de su trama.


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