La serie de HBO y David Simons, "Treme" se acabó, y finalizó con una corta pero intensa 4ª temporada de apenas cinco capítulos, en los que la vida continúa, donde no se cierra casi ninguna historia de las comenzadas temporadas atrás, sino que con sus altibajos y recovecos, al andar cotidiano de los protagonistas, viven y transcurren su día a día, eso sí, tomando algunos de ellos, ciertas decisiones, tras lo sucedido en Nueva Orleans a lo largo de los años. Todos ellos, de una manera u otra, han tomado difíciles decisiones en su vida, algunos madurando, otros asentándose en la cotidianidad de una vida laboral y familiar y otros finalizando etapas y comenzando otras. Como en la vida cotidiana, algunos mueren, otros nacen y los más, se amoldan a las circunstancias que les rodean, pero uno de los puntos comunes de la serie, es que ninguno se rinde, a pesar de las dificultades, y siguen en la lucha diaria de la vida, hacia adelante, hacia el futuro.
Precisamente este ha sido uno de los pilares fundamentales de la serie, la humanidad de los protagonistas, en una sociedad, que en un principio tuvo el reto de volver a una Nueva Orleans, destrozada por el huracán Katrina, y que poco a poco ha ido desarrollando sus historias, alrededor de los ciudadanos de esta ciudad. Pero no olvidemos que otro gran pilar de la serie ha sido la música, auténtica alma de esta ciudad, que con su tradición, sus clubs, el Mardi Grass o la educación cultural, siempre basada en el amor por la música, ha trenzando alrededor de los cientos de sonidos que hemos escuchado en su banda sonora, una historia genial y amplísima de la capacidad artística de la capital de Luisiana.
Precisamente este ha sido uno de los pilares fundamentales de la serie, la humanidad de los protagonistas, en una sociedad, que en un principio tuvo el reto de volver a una Nueva Orleans, destrozada por el huracán Katrina, y que poco a poco ha ido desarrollando sus historias, alrededor de los ciudadanos de esta ciudad. Pero no olvidemos que otro gran pilar de la serie ha sido la música, auténtica alma de esta ciudad, que con su tradición, sus clubs, el Mardi Grass o la educación cultural, siempre basada en el amor por la música, ha trenzando alrededor de los cientos de sonidos que hemos escuchado en su banda sonora, una historia genial y amplísima de la capacidad artística de la capital de Luisiana.
La cantidad de canciones interpretadas, intercalándolas con las historias de los protagonistas, enmarcan la vida diaria de una población que tuvo que renacer de la desesperación tras la tragedia del huracán. Jazz moderno y clásico, se ha mezclado con blues y swing; las grandes bandas de metal, has compartido espacio, con los grupos más tradicionales que recordaban las huellas francesas del estado; las canciones de los indios y sus hermosos ropajes llenos de lentejuelas y plumas, han desfilado en la pantalla, junto a los sonidos más divergentes y modernos, de la música actual. En definitiva, la serie ha sido un homenaje brutal y extenso a la música que no solo nació en New Orleans, sino que ha compartido con la heterogeneidad de sus habitantes todo tipo de sonidos, instrumentos y canciones.
Y por último, y no menos importante, no podemos olvidar, los valores sociales y políticos que ha abanderado la serie. Las ideas, esperanzas y libertades que en diferentes tramos de la serie se han defendido, implican la lucha contra la delincuencia, la defensa de una política de social de ayudas y recuperación de la ciudad, la pelea constante contra la corrupción policial y política, el problema de los grandes holdings que pretendían aprovecharse de la reconstrucción de la ciudad para enriquecerse, o simplemente la defensa de los locales más históricos o de las tradiciones culturales.
Todo ello ha sido el mensaje conjugador y principal de una serie que sin remilgos ha criticado las políticas republicanas de inicios de la recuperación y ha apoyado, las que llegaron con la elección de Obama a la Casa Blanca, como lo demuestra ciertos aspectos de las tramas de estos últimos capítulos. Aunque algunas cosas siempre siguen igual. Una gran, gran serie, no tan rotunda como su anterior creación "The Wire", pero que ha construido un conjuntado bloque de personajes, tramas, mensajes y estética, que quedarán en la retina de los amantes de la música y de los seguidores de la obra del gran David Simons, para siempre.