"Los sobornados"

Aparentemente, el suicidio de un detective no debería ir más allá de lo que la escena del crimen muestra a quienes investigan el caso. Sin embargo, la pista que debería dar luz al porqué de semejante decisión por acabar con su vida y la declaración de una mujer a un sargento de policía, hacen que el caso ofrezca muestras de que algo huele a podrido. Ese sargento Dave Bannion, interpretado por un insuperable Glenn Ford, empieza a tirar de la manta sin saber que se enfrenta a un caso que por momentos le supera y hace que su vida corra un grave riesgo. Corrupción, mafia y asesinatos conforman una de las grandes películas del género negro de la historia del cine.

Fritz Lang, su director, compone un gran thriller a base de un sólido guion y un grupo de actores y actrices de gran nivel. El reto que afronta para dilucidar el vaivén moral y ético de quienes juegan en el sucio y viejo juego de la corruptela, pocos años después de que se derogue la Ley Seca en los EEUU, pone al límite el compromiso de un policía de bien que está dispuesto a perderlo todo por resolver un caso protagonizado por personajes atormentados y muertes violentas. Ese justiciero de compromiso incorruptible, sin embargo, no se librará de las terribles consecuencias de sus pesquisas, lo que marca la férrea mano del director en mostrar al espectador la peor y más dura cara de su enfrentamiento contra la delincuencia y la violencia, sin enmascararlas, en pro de la justicia y el bien. En este aspecto, Lang acierta de pleno a base de mostrarnos personajes bien construidos, algunos perdidos en una vida que les golpea, otros cómodamente instalados en la parte oculta de la ley, y otros invitados a este maquiavélico juego sin pretenderlo.

Su manejo de la cámara, el juego cinematográfico en las escenas de interiores y el ritmo aplicado a la película, hacen de ella una obra maestra, no solo dramáticamente hablando, sino también en su estética y puesta en escena, mostrando al espectador un modelo del mejor cine negro estadounidense. Al lustroso y épico trabajo de Glen Ford, hay que añadir el buen hacer, en el  papel de un bello ángel caído y descarriado, de Gloria Grahame y la presencia de un villano de gran altura y nivel, como el interpretado por el siempre magnífico Lee Marvin, acompañados, todos ellos, de un buen número de secundarios de relumbrón, como son Alexander Scourby, Willis Bouchey, Robert Burton o Jocelyn Brando. Los sobornados es un peliculón sin medias tintas, duro, directo al mentón del espectador,  de esos que hacen grande al cine, por su trabajo de personajes y su cinematografía selecta realizada por la mano firme y genial inteligencia del alemán Fritz Lang.