Desperta Ferro - "El año de los cuatro emperadores. 69 d.C."

El año 69 d.C. marcó con sangre y fuego al Imperio Romano. En ese corto espacio de tiempo llegaron a gobernar hasta cuatro emperadores. Nerón moría y Galba, Otón, Vitelio y Vespasiano se sucedieron en un trono que motivó guerras, asesinatos, traiciones y una revolución dinástica que marcaría el futuro del Imperio y su gobierno. En un ordenado y correlativo número de artículos, este número de Desperta Ferro en su línea de Hª Antigua y Medieval, nos presenta los acontecimientos que se sucedieron en tan escaso periodo de tiempo, señalando puntualmente las causas y las consecuencias de semejante trajín de emperadores en su afán por gobernar Roma.

Para comenzar, el número comienza con un analítico artículo sobre la figura de Nerón, su transcurrir como emperador y los errores que cometió y las oportunidades que perdió para realizar un buen gobierno en su últimos años de vida. Servio Sulpicio Galba se rebeló contra Nerón, cuando su vida pública y política parecía que tornaban hacia su final, y las circunstancias del momento, los pretorianos y un Senado de Roma herido y desengañado por el último emperador lo proclamaron sucesor en el trono. Pocos meses después era también asesinado. El segundo artículo de este número reconstruye los hechos que llevaron a Galba al poder, mientras Otón, con la ayuda de los pretorianos, y después Vitelio, con sus legiones de Germania, se perfilaban también, desde las provincias del Imperio, como una nueva opción a ostentar los laureles de emperador. Una guerra civil se cernía en todo el territorio y las legiones de Germania tomarán buena nota de su importancia en estos movimiento de rebeldía, lo que llevaría a confrontar en suelo italiano un gran choque entre legiones venidas de todo el Imperio.

Tras la muerte de Galba, organizada por Otón en pleno centro político de Roma, éste tuvo que asumir que los ejércitos del Rin, comandados por un fortalecido y vengativo Vitelio, avanzaban sobre Roma. Un nuevo enfrentamiento entre romanos se cernía sobre la península itálica y sobre la capital. El norte de Italia sería a partir de entonces campo de batalla en el que se enfrentarán la legiones venidas del norte de Europa y las que, desde Roma, y sobre todo, desde oriente, acudirán a defender los intereses de sus apadrinados. Es en este caso cuando las tornas de poder dependerán totalmente de las legiones provinciales y su apuesta para gobernar el Imperio. En este tercer artículo se describe el enfrentamiento entre Otón y Vitelio, y la crucial batalla de Bedriaco. Entre otras consecuencias, estos sucesos del año 69 d.C. acabarán con la dinastía Julio-Claudia, lo que conllevaría un cambio generacional en el cambio no solo dinástico, sino también en el foco de emisión de la figura de los futuros emperadores, a partir de entonces, más enfocada desde las provincias que desde la misma Roma. Todo ello enfoca la mirada del cuarto artículo en la figura de Tito Flavio Vespasiano, de raíces modestas y origen de una nueva dinastía de emperadores, la dinastía Flavia. Desde aquí, salto al séptimo artículo para acudir a los hechos que acontecieron en Italia en el definitivo choque entre las legiones afines a Vitelio y las que apoyaron a Vespasiano, sucediéndose una gran batalla en Cremona y un asalto sin piedad a Roma, especialmente a su Foro, en diciembre del 69 d.C., para terminar por coronar emperador a éste último.

Tres artículos más complementan este extraordinario número que hoy me ocupa. Por un lado la rebelión de los bátavos y otras tribus germanas en aquel año, ante la supuesta debilidad de una Roma enfrentada en una gran guerra civil. Por otro un profundo y trabajado artículo dedicado a las actas de los arvales en aquel convulso año 69, que aborda los nuevos patrones de legitimidad en el cambio dinástico y la reforma promovida tras aquellos eventos que conllevaron la llegada de la dinastía Flavia al poder. Para terminar un artículo dedicado a la panoplia de las espadas imperiales de la época, termina por completar un número muy interesante enfocado en aquel corto periodo de tiempo que tanto afecto al futuro de Roma.