Alrededor de la Guerra de los Treinta Años, podemos encontrar numerosos momentos, batallas y hechos, que resultaron, claves e importantes en el momento en el que se desarrollaron, dentro de un conflicto tan complicado y extenso como al que nos referimos. No es casualidad que la editorial Desperta Ferro, tanto en su faceta de sus editor de su colección de revistas mensuales, como en el ámbito editorial de sus libros, nos viene ofreciendo buenos ejemplos de lo que ofrece este conflicto a nivel histórico, político y militar. Algunos ejemplos ya han tenido su espacio en este blog: Los ensayos La Guerra de los Treinta Años Parte 1 y Parte 2 del insigne historiador Peter H. Wilson, o los números de su sección de Historia Moderna dedicados a la intervención de Gustavo Adolfo de Suecia, a la intervención francesa bajo el liderazgo de Richelieu o el número especial que se le dedicó en los inicios de la editorial. En este caso, ha llegado el momento de incidir en el comienzo del conflicto y los meses que rodearon la famosísima batalla de la Montaña Blanca en 1620.
Dos artículos dos, ponen al día al lector en los precedentes y los actos que tuvieron lugar a partir del momento en el que tuvo lugar la llamada defenestración de Praga, en mayo de 1618. Uno de los artículos lo firma el propio Peter H Wilson, ahondando especialmente en el posicionamiento político y geoestratégico de los bandos enfrentados, así como los antecedentes a aquel día. El segundo lo firma Václav Buczek, en un acercamiento más dirigido al problema religioso, por supuesto, sin perder de vista la situación política del Imperio y los territorios implicados. Estos dos artículos, aún sin ahondar en exceso, por un simple problema de espacio, nos dan buena muestra de la visión global con la que situarnos a la hora de enfrentarnos a la batalla en cuestión y a la participación de todos los contendientes y sus protagonistas.
Tres artículos nos ponen en situación sobre la batalla de la Montaña Blanca. El primero, con los movimientos estratégicos de los contendientes, sus avances y retiradas, en los que se pasa de una situación de crisis para el Imperio a las puertas de Viena, al cambio de tornas con el avance de imperiales y la Liga Católica sobre Praga. Por supuesto, no podía fallar el artículo referente de este número, con una completa exposición de las jornadas de la batalla, en las que se describen los movimientos, las tácticas y la posición de los distintos ejércitos en la colina llamada Montaña Blanca. Para finalizar, y quizás aledaño a la vertiente militar de estos artículos, se detalla más puntualmente la participación española en el conflicto, ya sea con el envío de tropas y mandos, así como la ayuda económica aportada a la causa Imperial y católica.
Para terminar dos artículos muy sugerentes. El primero dedicado a Ernst von Mansfeld, empresario y militar al mando de las tropas protestantes. La verdad es que el articulista no le pone excesivamente bien, criticando sus maneras y tropelías en territorio enemigo y el cierto descontrol que mantenía sobre sus huestes. Más interesante aún es la visión presentada en el último artículo, en referencia a la reconquista de la Fe en Bohemia por parte de los católicos, tras la derrota protestante. Una teoría construida sobre la restauración de la religión de Roma en el país, prácticamente desde cero, que resulta especialmente jugosa. Un punto de vista más que interesante para acabar con un número especialmente interesante, con el que ir completando el material que la editorial ha publicado sobre la Guerra de los Treinta Años.
Dos artículos dos, ponen al día al lector en los precedentes y los actos que tuvieron lugar a partir del momento en el que tuvo lugar la llamada defenestración de Praga, en mayo de 1618. Uno de los artículos lo firma el propio Peter H Wilson, ahondando especialmente en el posicionamiento político y geoestratégico de los bandos enfrentados, así como los antecedentes a aquel día. El segundo lo firma Václav Buczek, en un acercamiento más dirigido al problema religioso, por supuesto, sin perder de vista la situación política del Imperio y los territorios implicados. Estos dos artículos, aún sin ahondar en exceso, por un simple problema de espacio, nos dan buena muestra de la visión global con la que situarnos a la hora de enfrentarnos a la batalla en cuestión y a la participación de todos los contendientes y sus protagonistas.
Tres artículos nos ponen en situación sobre la batalla de la Montaña Blanca. El primero, con los movimientos estratégicos de los contendientes, sus avances y retiradas, en los que se pasa de una situación de crisis para el Imperio a las puertas de Viena, al cambio de tornas con el avance de imperiales y la Liga Católica sobre Praga. Por supuesto, no podía fallar el artículo referente de este número, con una completa exposición de las jornadas de la batalla, en las que se describen los movimientos, las tácticas y la posición de los distintos ejércitos en la colina llamada Montaña Blanca. Para finalizar, y quizás aledaño a la vertiente militar de estos artículos, se detalla más puntualmente la participación española en el conflicto, ya sea con el envío de tropas y mandos, así como la ayuda económica aportada a la causa Imperial y católica.
Para terminar dos artículos muy sugerentes. El primero dedicado a Ernst von Mansfeld, empresario y militar al mando de las tropas protestantes. La verdad es que el articulista no le pone excesivamente bien, criticando sus maneras y tropelías en territorio enemigo y el cierto descontrol que mantenía sobre sus huestes. Más interesante aún es la visión presentada en el último artículo, en referencia a la reconquista de la Fe en Bohemia por parte de los católicos, tras la derrota protestante. Una teoría construida sobre la restauración de la religión de Roma en el país, prácticamente desde cero, que resulta especialmente jugosa. Un punto de vista más que interesante para acabar con un número especialmente interesante, con el que ir completando el material que la editorial ha publicado sobre la Guerra de los Treinta Años.
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