Allá por el año 2015, la escritora bielorrusa Svetlana Aleksievich fue elegida ganadora del Premio Nobel de Literatura. Entre sus obras más conocidas, se encuentra "Voces de Chernovyl. Crónicas del futuro", una obra que reúne un buen número de crónicas y testimonios de supervivientes de la catástrofe nuclear sucedida en aquel lugar en el año 1986. Sus protagonistas eran principalmente ciudadanos que vivían en la zona, familiares de los bomberos y soldados que participaron en la extinción de la central y limpieza de la zona, como algunos supervivientes de la crisis nuclear, quienes tuvieron de abandonar sus casas y pertenencias para siempre. Su lectura, a pesar de ser algo reiterativa, no deja de plasmar con pasmosa fidelidad la historia de terror que se vivió aquellos días, la crudeza de los efectos de la explosión, así como la gestión acometida por las autoridades en su afán por extinguir y reducir, si era posible, los daños directos y colaterales producidos por la catástrofe.
Hace poco más de un mes, se programó y estrenó una miniserie producida por HBO y Sky, en la que se describen los hechos que rodearon el mayor accidente nuclear ocurrido en nuestro planeta, sin contar, por supuesto, las bombas de Hirosima y Nagasaki. En éste caso, la visión del mismo, está enfocada en la figura de Valery Legasov, científico soviético, en su papel de miembro de la comisión de investigación encargada de adoptar las medidas necesarias para minimizar sus efectos y descubrir las causas del accidente, junto a Boris Shcherbina, vicepresidente del Consejo de Ministros. Ambos personajes, maravillosamente interpretados por Jared Harris y Stellan Skarsgard, protagonizan la lucha, en absoluta inferioridad de condiciones, por solventar una crisis a la que se enfrentaron a base del sacrificio de miles de hombres, en su afán por limitar los daños y disminuir los efectos destructores de la explosión y posterior radiación.
La miniserie consta de cinco capítulos, en los que se muestra en orden cronológico los sucesos que acontecieron durante y después de la explosión, aportando dos miradas diferentes, pero claramente entrecruzadas. Por un lado, el daño producido en las personas que se acercaron mínimamente a la central en aquellas terribles horas. Los daños fueron incalculables y terroríficos, no solo para ellos, sino para las generaciones siguientes. La tierra y el aire estaban contaminados a niveles inverosímiles, ante lo cual, los enviados por el gobierno, se afanaban por intentar paliar los efectos y remediar el daño que quedaba por producirse. El gobierno, mientras, apostaba por la intención de ocultar la catástrofe, no solo en la misma Unión Soviética, sino sobre todo, ante Europa Occidental. Por otro lado, y no menos importante, la serie se fija en especial en la mirada del científico que intenta entender el porqué del suceso, en su afán por reconducirlo y, sobre todo, evitarlo en un futuro, para lo cual, ante la imposibilidad de visitar el lugar in situ, serán crucial recoger las declaraciones de los técnicos y operarios supervivientes, y más teniendo en cuenta las pocas posibilidades de supervivencia con que contaban los afectados. En el último capítulo de la serie se celebra el juicio para buscar los responsables del accidente y es ahí donde se explican las conclusiones alcanzadas en la investigación, algo que a los jerarcas soviéticos no gustó en absoluto, enfrentados a una profunda crisis, en las cercanías de la caída de Muro de Berlín.
La serie trata con pasmosa y cruda realidad, y no menos humanidad, los macabros sucesos que se sucedieron días después de la catástrofe, en un afán por evitar los inimaginables daños colaterales y el enfrentamiento a la problemática de solucionar y evitar la escalada de radiación y una posible mayor crisis nuclear incontrolable. El sacrificio estaba al orden del día, en un país en absoluto preparado para esta contingencia. La serie consigue trasladar al espectador, con un notable empaque de humanidad y asombro, cada uno de los días y problemas a los que se enfrentaron Legasov y Shcherbina. Al logro impresionante en la ambientación, la localización del lugar y la época en que se desarrolla, se une a la interpretación sentida y sobresaliente de los actores, especialmente de Harris y Skarsgard, además de una notable Emily Watson, en su encarnación de una colaboradora del primero. Por lo demás, los papeles corales y secundarios, muestran la amplitud de la destrucción y la paranoica mezcla de voluntad y obediencia que afrontaron sin remedio los equipos de limpieza.
Sin duda, "Chernobyl" es una de las grandes producciones, en lo que respecta a series, del año. Su visión, tratamiento, enfoque, crítica y, como no, su dirección e interpretaciones, colman un producto tan serio como definitivo, en lo que respecta a la memoria de aquel accidente nuclear. Sus capítulos nos muestran las dobles caras de un régimen agotado, ante el que sus ciudadanos, respondían con miedo y obediencia, deshumanizando a su manera un país, un pueblo sacrificado en tantos frentes, del que la catástrofe de Chernobyl, resultó prácticamente definitiva, por su dureza y tragedia producida, y por la desconfianza que generó en la población soviética, último aliento sobre el que sobrevivía el poder de una Unión Soviética, a punto de caer. Una gran miniserie, que no hay que dejar de ver.
Una serie imprescindible. Soberbia.
ResponderEliminarAbsolutamente mi mariscal. De esas producciones en los que el público y la crítica van de la mano.
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