El cine le debe mucho al western y como tal, no es extraño que de vez en cuando se estrene alguna buena película del género, que si bien dicen sigue en declive, nos ofrece de año en año, algún buen ejemplo cinematográfico más que interesante. En esta ocasión es el francés, Jacques Audiard, quien afronta una historia que se encuentra dentro de los más clásicos cánones de lo que ha sido siempre una buena película del cine del oeste. ofrece una hermosa y honda historia de dos hermanos que como otras grandes parejas de la historia del western, galopan hacia el horizonte por las praderas de norteamérica.
Como decía, Charlie y Eddie Sisters son dos pistoleros a sueldo de un hombre al que llaman el Comodoro. Su misión suele ser la de dar caza y asesinar a objetivos marcados por su patrón. En una nueva misión, deberán cabalgar a tierras de Oregón y California, en plena fiebre del oro de mediados de 1850, para sonsacar a un químico, una fórmula con la que facilitar la búsqueda de oro en los lechos de los ríos. A lo largo y ancho de la película, se nos muestra el viaje que realizan hasta alcanzarlo y los sucesos que ocurren a continuación. Esta situación es aprovechada por el director para contar al espectador la relación y el pasado de estos dos singulares hombres, tan diferentes entre ellos, como inseparables desde su juventud.
Audiard realiza una narración progresiva, pausada, en la que los hermosos paisajes, que por cierto son entornos paisajísticos de Navarra, se salpican de diálogos, que si bien a primera vista, parecen intrascendentes, logran el objetivo de definir con detalle y sentimiento a ambos hermanos. Los deseos profundos, no solo de los Sisters, sino también del químico y el ojeador que envía el Comodoro por delante de los pistoleros, marcan el anhelo de los cuatro protagonistas por buscar un mejor futuro para sus vidas, en una búsqueda por lo idílico, lo utópico e incluso lo perdido tras años de duelos, disparos y asesinatos. Un futuro mejor, instrumentado en sus sueños, cabalga entre el cumplimiento del deber y la escapada hacia adelante en busca del pasado. Mientras los protagonistas deambulan entre Oregón y California, los personajes van definiendo sus personajes, entre anécdotas, encuentros y tiroteos, más con la única misión de hacernos descubrir y reconocer el pasado y futuro de los Sisters, que en pararse a pensar en el porqué de los acontecimientos, que en todo caso, dirimen un incierto camino hacia la conclusión de la película. Por cierto, debo apuntar, que su final, es uno de los ocasos cinematográficos más bellos y sentidos que he visto en mucho tiempo.
Interpretando a los hermanos nos encontramos con Joaquin Phoenix y un espléndido John C. Reilly, en una de sus mejores actuaciones. Ambos realizan un notable trabajo, cada uno en su rol, pero formando uno de esos dúos actorales tan típicos y exitosos en los westerns que han trasladado a la pantalla películas como "Dos hombres y un destino", "Dos cabalgan juntos", "Appaloosa", "Duelo de titanes", "Open Range" o "Pasión de fuertes", por decir solo algunos títulos. en donde hermanos o amigos inseparables cabalgan por el oeste americano mano a mano. Les acompañan, en el papel del químico, Riz Ahmed y en el del buscador del sujeto, Jake Gylenhaal, completando un elenco corto y acertadísimo. En definitiva nos enfrentamos con un western profundo y sentido, dirigido con mano firme y delicada, que trasporta al espectador cierto halo crepuscular, con la colaboración importante de un buen elenco actoral. Una de esas películas, que por lo menos en mi caso, se guardan en la memoria con cierto gusto.
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