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martes, 6 de noviembre de 2018

"Asesinato en 8 mm"

Joel Schumacher no es un director en el que la regularidad sea la tónica general. Por sus manos han pasado engendros como por ejemplo sus dos películas dedicadas a Batman dignas de olvido. Sin embargo es cierto que ha dirigido algunas cuantas películas que han quedado en la retina del aficionado con bastante buena puntuación. En mi opinión "Días de furia", "La última llamada" o sus películas de ámbito adolescente como "St. Elmo, punto de encuentro" o "Jóvenes ocultos", son apreciables y hacen que Schumacher no caiga en el olvido. Entre ellas y para mí especialmente, "Asesinato en 8 mm" es una de sus mejores películas en las que además aprovecha al mejor Nicolas Cage de finales de los noventa. 
Nicolas Cage interpreta a un detective privado llamado Tom Welles, acostumbrado a trabajar en perfecta privacidad y confianza, para políticos y personas bien relacionadas. Amante marido y padre de una niña, es recomendado para trabajar en una investigación muy sutil para la viuda de un millonario magnate recién fallecido. La aparición de una película en 8 mm en la que parece que una joven es abusada y asesinada, ha quitado el sueño a la anciana mujer que desea que el detective le diga si lo que aparece en la pantalla sucede de verdad y si la chica vive o no. Cuando Welles se sumerge en el sórdido mundo de la pornografía, sadomasoquismo y otras lindezas, su vida cambiará en 180 grados drásticos y le enfrentará con lugares y personajes especialmente peligrosos. La leyenda urbana alrededor de las películas snuff, en las que se asegura que se muestran asesinatos reales, soporta la trama de de este duro film.
Schumacher nos lleva de visita al terrible y oscuro universo de las películas relacionadas con el sexo, la violencia y el placer más retorcido, en definitiva de lo más sórdido que una persona se pueda echarse a la vista. Y lo hace valiéndose de un recto padre de familia, quien con la ayuda de un dependiente de un sex-shop interpretado por un entonces casi desconocido Joaquin Phoenix, intentará por todos los medios resolver el enigma que terminará obsesionando y llevando al límite su resistencia y a enfrentarse a quien anda detrás de esas filmaciones. En el campo contrario, dos extraordinarios actores como Gandolfini y Stormare, personalizan el lado más oscuro de la trama. 
Es curioso lo efectista que resulta la película en cuanto a las referencias dirigidas a dar luz sobre las jóvenes que en su afán de alcanzar la fama se encuentran encaminadas a servir de carnaza en ese mundo tan terrorífico. Pero es que además el director introduce el dedo en la llaga cuando muestra que la cara protagonista del terror de esa maldad generada, no se diferencia en nada a la apática apariencia de la gente común y normal que nos rodea. Cada uno, en su privacidad, puede esconder un todo de extravagancias y rarezas. Sin embargo, como nos muestra una de las mejores interpretaciones realizadas en la carrera de Nicolas Cage, el que se adentra en ese universo difícilmente podrá salir de él ileso. Un gran film que conviene revisionar de vez en cuando, porque muchas de esas cosas que ni siquiera nos atrevemos a mirar o intuir en la película, siguen sucediendo a nuestro alrededor.