El Cid es un personaje que se encuentra situado en nuestra memoria e imaginario entre la figura histórica y la leyenda heredada a lo largo de los siglos. Como protagonista del Cantar del Mío Cid, pasando de figura ensalzada durante la dictadura de Franco a protagonista de la superproducción cinematográfica liderada por Bronston e incluso personificado en unos inolvidables dibujos animados que presentaban la vida del joven Cid, Rodrigo Díaz de Vivar, de una manera u otra, Rodrigo Díaz de Vivar, ocupa un lugar preeminente en nuestro propio "olimpo" patrio. El nº 40 de Desperta Ferro en su rama de Historia Antigua o Medieval se atreve a presentarlo como el protagonista meramente histórico indiscutible de este mes.
Como bien indican los articulistas de este número, la figura del Cid se ha redescubierto históricamente de manera más detallada y profunda en las últimas décadas. El estudio de las fuentes, la investigación en bibliotecas, los estudios genealógicos, así como una nueva generación de estudiosos, ha hecho que se conozcan más datos sobre su paso por la historia a lo largo de la segunda mitad del siglo XI. Para plantearlo y situarlo en su contexto histórico, el primer artículo presenta al lector la situación de la península en aquel siglo. Por un lado tras la muerte de Fernando I de León y la división de su reino entre sus hijos, y por otro, la caída y desaparición del califato de Córdoba, la consolidación de las diferentes Taifas, hasta la llegada de los almorávides. En este contexto de cambios, surge la aparición de diferentes caballeros y sus mesnadas, entre ellos y despuntando un extraordinario Cid, que en su afán de servicio y también de consolidación de su posición territorial, jugarán una importante baza en los diferentes conflictos fronterizos y en la pugna por dominar los diferentes territorios. Las alianzas entre cristianos y musulmanes estarán al orden del día.
Qué mejor que presentar al lector, por medio de su presumible árbol genealógico, de la ascendencia del que hasta hace pocos años parecía ser un caballero no especialmente bien situado socialmente, para demostrar su cercana relación familiar con algunas de las casas reales principales del momento. Este árbol genealógico resulta protagonizar el mejor y más completo artículo de este número. Verdaderamente interesante. En el siguiente se ocupa de las diferentes campañas militares del Cid, en las que su especial conocimiento estratégico y el poder militar que representaba, le llevó de batalla en batalla por media península. Sus alianzas con la Taifa de Zaragoza, sus riñas y diferencias con Alfonso VI y el empeño por Valencia, ocupan su vida guerrera. Echo en falta, ahondar más en las razones que le llevaron en dos ocasiones a ser desterrado por Alfonso VI, así como la realidad de sus posteriores reconciliaciones. Pero en general el artículo responde a las expectativas que genera su figura. Además se complementa bien con la posterior explicación de las importantes victorias en Morella (1084) y Cuarte (1096). Para acabar este número, los articulistas se adentran, sin profundizar en exceso, en analizar la figura del Cid en el Cantar que lleva su nombre y en otras figuras caballerescas paralelas a la figura de Rodrigo, que compusieron el mito de aquellos señores guerreros y fronterizos del siglo XI. Para finalizar, se completa con un análisis de las tácticas y armamento de las fuerzas en liza.
Un número atractivo, algo irregular en los artículos, que a pesar de plantear discursos interesantes, sobre todo en sus dos primeros textos, no termina de ahondar en el personaje. Hecho en falta más datos sobre su relación con Alfonso VI y con las diferentes Taifas por las que deambuló ofreciendo sus servicios. Me da la impresión de que conforme se avanza en la lectura de este número, el personaje termina por difuminarse para volver a su lugar en ese "olimpo" patrio que he nombrado al principio de esta reseña. Por lo demás, fantásticos, como siempre, los mapas que acompañan los textos así como las diferentes ilustraciones.
rpetuidad por juglares y novelistas, según la época, comienzan a perfilarse como posibles rutas turísticas, válido complemento a ese despertar del llamado turismo rural que, poco a poco, parece que se va consolidando como un presumible soplo de esperanza tan necesario para el sostenimiento de la mayor parte de nuestros pueblos. En Guadalajara, y en gene https://symcdata.info/julio-cesar-tello/
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