Deliciosa película en la que el director, John Carney desarrolla la vida de una joven compositora, descolocada en Nueva York y un productor discográfico en horas bajas. Ambos personajes se encuentran en un bar donde la joven interpreta un canción que inmediatamente capta la atención del productor. Entre ambos no solo surgirá el amor por la música y su esencia, sino que además, reconducirán sus vidas, conforme unen sus esfuerzos por producir un disco casi artesanalmente, en las calles de Manhattan.
John Carney es un director absolutamente comprometido con la música fresca. Precisamente una de sus anteriores películas, "Once", obtuvo varios premiso internacionales dentro del ámbito independiente. En este caso, mediante las actuaciones sencillas pero comprometidas de Keira Knightley y Mark Ruffalo, su visión de la música se refleja en la mirada de una Nueva York omnipresente, muy al estilo de la cinematografía de Woody Allen. A lo largo del film, los actores muestran al espectador el gusto por la música sentida, sin adornos ni artificios. Su crítica mordaz hacia la industria musical y discográfica da rienda suelta, frente al compromiso del elenco y director por lo auténtico. Las actuaciones gozan de frescura y autenticismo. La música llevó a los personajes hacia momentos de crisis y despersonalización y conforme avanza la película, esta misma pasión por la música, les va uniendo y relocalizando en su nueva realidad vital y musical.
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