El nº 24 de la serie de Desperta Ferro dedicado a la Hª Antigua y Medieval realiza un viaje a Oriente Próximo, a la cuna de la religión musulmana, a los orígenes del Islam, en todas su facetas, ya sea religiosa, administrativa y como no, militar. Desde la salida de Mahoma de la Meca, hasta la total conquista del Imperio Sasánida pasan apenas 30 años (622-651). Entre medias, muere el Profeta, se sucede una guerra civil interna por la herencia de Mahoma y cae el territorio del Imperio Romano de las zonas del Mediterráneo Oriental y Egipto. El milagro del surgimiento de una nueva religión y por lo tanto, de un nuevo poder con tendencia clara al expansionismo, ha sucedido. Aprovechando la debilidad manifiesta de los dos poderes fácticos en la zona y su total debilidad después de años de enfrentamientos y guerras, el Islam ha llegado para no irse, y este número intenta explicar las causas principales y los momentos claves de dicho nacimiento.
Los responsables de la revista introducen al lector en una época lejana y bastante desconocida para el aficionado. Todos conocemos algo de Mahoma y el Islam, pero no tanto de las circunstancias de su expansión, frente a la estabilidad más o menos equilibrada entre el Imperio Romano y el Sasánida Persa.
Pero todo tiene un comienzo y en este caso se llama Mahoma. En sendos artículos, se explica la situación geopolítica de la península arábiga previa al nacimiento del profeta, las consecuencias de su posicionamiento, años después, en la Meca y en Medina. Tras su consolidación en la zona, es conveniente explicar la estructura y tácticas del ejército musulmán, precisamente por lo extraordinario de la situación. A partir de la muerte de Mahoma, se realizará la política expansionista más allá del contorno central de Arabia. Para ello un artículo fundamental, explica el desarrollo administrativo y político en la figura de los diferentes herederos y continuadores de Mahoma. Los últimos cuatro artículos se refieren a la confrontación con los imperios romano y sasánida. Primero la batalla de Yarmuk, contra los cristianos y después una serie de enfrentamientos contra los persas, harán de los musulmanes los señores de la zona, a pesar de la fortaleza y fisonomía del ejército sasánida, al que también se le dedica un interesante artículo. Por último, la conquista de Egipto abrirá la entrada al Mediterráneo para la fulgurante conquista posterior de toda la costa africana hasta la península hispana en el 711.
Pero todo tiene un comienzo y en este caso se llama Mahoma. En sendos artículos, se explica la situación geopolítica de la península arábiga previa al nacimiento del profeta, las consecuencias de su posicionamiento, años después, en la Meca y en Medina. Tras su consolidación en la zona, es conveniente explicar la estructura y tácticas del ejército musulmán, precisamente por lo extraordinario de la situación. A partir de la muerte de Mahoma, se realizará la política expansionista más allá del contorno central de Arabia. Para ello un artículo fundamental, explica el desarrollo administrativo y político en la figura de los diferentes herederos y continuadores de Mahoma. Los últimos cuatro artículos se refieren a la confrontación con los imperios romano y sasánida. Primero la batalla de Yarmuk, contra los cristianos y después una serie de enfrentamientos contra los persas, harán de los musulmanes los señores de la zona, a pesar de la fortaleza y fisonomía del ejército sasánida, al que también se le dedica un interesante artículo. Por último, la conquista de Egipto abrirá la entrada al Mediterráneo para la fulgurante conquista posterior de toda la costa africana hasta la península hispana en el 711.
Este número me ha mostrado los orígenes y causas del nacimiento y expansión del Islam. Considero muy interesante las explicaciones sobre la administración novedosa de unos territorios, basados en la religión y la relación de las tribus con Mahoma, dependiendo su participación más o menos cercana en el primer levantamiento contra la Meca. También me ha sorprendido la debilidad de Constantinopla, teniendo en cuenta que en pocos años pierde más del 50% de su territorio, además dominando el Mediterráneo. Lo que me lleva a preguntarme, si en otras circunstancias el avance musulmán se hubiera evitado, en los que respecta a los territorios cristianos. Quedan muchas preguntas en el aire. Un magnífico número.
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