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jueves, 7 de agosto de 2025

"Anora"

 

Hace unos años me perdí el estreno de The Florida project, película de Sean Baker, que llamó mucho la atención allá por 2017, siendo una de las sorpresas del año y la referencia del cine independiente en los Oscar de turno y demás premios cinematográficos de la industria estadounidense. Pues bien, en esta ocasión con Anora ha pasado tres cuartos de lo mismo. Me perdí su estreno en pantalla grande y tras lograr innumerables premios, incluidos la Palma de oro en Cannes y cinco premios Oscar, de alguna manera tenía que acercarme a una historia que parece había atrapado a críticos y académicos. Pues bien, gracias a las benditas plataformas de televisión he visto recientemente la película y ya puedo explayarme en la crítica que publico, aquí en mi blog.
La trama gira alrededor de una joven prostituta que más bien que mal sobrevive a base de realizar bailes privados en un club de Brooklyn. Aparentemente la vida le sonríe, a pesar de su trabajo nocturno y de tener que terciar con aquellos hombres que buscan jóvenes mujeres que venden sus cuerpos al mejor postor. En esta extraña y casi bucólica vida en la que la joven parece no mostrarse incómoda ni siquiera molesta, aparece una noche en el local, un joven caprichoso y forrado, de origen ruso. Pues bien, desde este momento comienza entre ellos una relación, siempre con dinero por medio, en la que la joven protagonista decide acceder a acompañar la chico ricachón a fiestas y viajes, como si fuera su pareja, junto a un grupo de despistados y juerguistas de su misma edad. Todo se tuerce cuando deciden casarse en Las Vegas. Los padres del chaval se enteran y comienza una carrera loca por lograr anular un matrimonio sembrado de caprichos, dinero, sexo, y, porqué no, un tanto de amor y sueños utópicos.
Lo que parecía ser un sueño de fiestas, amores y caprichos cumplidos, se convierte en una carrera por las calles de la ciudad, concentrada alrededor de la joven, el capo de la familia del chaval y un taciturno gorila a sueldo. Baker pretende con todo ello, mostrar al espectador la historia de una cenicienta que ve en el horizonte un futuro mejor junto a un joven rico y facilón, para convertirse todo en un sueño incumplido y un conjunto de decepciones, para completar un regreso duro y controvertido a la realidad vital de la joven Anora, la protagonista. Hasta aquí todo bien. Sin embargo hay varios factores de la película que no terminan de convencerme. En primer lugar su metraje. De verdad pienso que la historia no da para más de hora y media. Su primera mitad se completa con una serie de fiestas, bailes y juergas en los que la protagonista va haciendo realidad sus sueños. Su segunda mitad es una carrera de obstáculos por la ciudad, más allá del interminable encuentro entre Anora y los empleados de la familia del joven ricachón. En definitiva, todo esto, en ambas partes, me agotan sin remedio por su extensión, creo que desmedida, para un guion interesante, pero que no da más de sí. La historia funciona como tal, pero creo que se desmanda en la pretensión de extender sin remedio la trama. Además, lo que podría ser o convertirse en una trama dramática, incluso más violenta de lo que es, no pasa de ser una persecución desenfrenada y llena de gags que no consiguen, hasta la escena final, provocar en el espectador, en mi persona, ningún sentimiento que me haga profundizar en la trama o en lo sucedido en la pantalla, para mí falta de profundidad y sentimiento dramático. 
Lo que me parece un acierto en todos los sentidos es el rotundo trabajo de interpretación de la joven protagonista, la actriz Mickey Madison, en ese transcurrir entre una vida sin futuro y el descubrimiento de una salida llena de brillo y dólares. Reconozco que la peli pivota totalmente alrededor de la actriz, en una mujer luchadora, llena de sueños y empática con su vida presente y sus cualidades que la hacen subsistir en un mundo, para ella, jodidamente difícil, pero al que se ha habituado a soportar con una sonrisa profesional. Es la única interpretación que salvo de un film, por lo demás, en mi opinión, carente de la excelencia que la gente, sobre todo los críticos, han pretendido otorgarle, llegando a premiarlo posiblemente de manera desmedida. Incluso el Oscar que ganó la actriz ante Demi Moore, me parece totalmente injusto, aún concediéndole el hecho de haber realizado una notable interpretación, como he dicho antes. 
Anora es una película que se deja ver, que resulta interesante en su historia, a pesar de su excesivo metraje, y a la que reconozco cierta calidad. Sin embargo, creo que está llena de relleno en la trama, algunas escenas se alargan sin remedio, y la historia no llega a tocarme el alma, como cabría suponer de una peli en la que se cuenta la vida de una mujer que sobrevive, cree alcanzar sus sueños y termina por caer y regresar a su origen, un origen que la mantiene esclavizada, y que solo descubrimos que desea abandonar gracias a la escena final de la peli, para lo que creo no hacía falta tanto equipaje lleno de idas y venidas, golpes y peleas, gags incomprensibles y cierto bagaje histriónico de algunos personajes, francamente innecesarios. En definitiva, creo que Anora es una película sobrevalorada a la que no le hacía falta tanto premio, deudor, me parece a mí, de un gran trabajo de marketing y promoción. Lástima, porque en le fondo, no es una mala película, sobre todo gracias a su actriz protagonista. No diría tanto de su guion y dirección.



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