La segunda temporada de The Mandalorian ha mantenido fuerte el empuje de la primera entrega, tanto por la semilla plantada por ésta en la gran comunidad seguidora del universo de Star Wars, como por su propia iniciativa en recuperar parte de la esencia y algunos personajes ya conocidos por el gran público y aplicar una trama consecuente con el planteamiento y la estructura creada en base a las películas de la saga. Además, a nivel visual, propone algunos factores nuevos, agrandando en gran manera la simbología, los diseños y la ambientación de este multidisciplinar universo.
Respecto a la trama, el bueno del mandaloriano continua su viaje interestelar con el pequeño Grogu, con la intención de dejarlo en manos de algún caballero Jedi superviviente y que ejerza de su maestro. En su trayecto visita una serie de planetas, en donde, como no podía ser de otra manera, vive sus propias aventuras, algunas relacionadas con su misión, y otras, simples y entretenidos rellenos a su misión. En sus capítulos se presentan nuevos personajes o algunos recuperados de la primera temporada. De especial atención, y dentro del proyecto de Disney en proporcionarle su propia serie, es la presentación de Bobba Fett, aquel mercenario de la primera trilogía de las películas de George Lucas que atrapó a Han Solo. Su presencia y la de su mítica nave resulta ser de lo más interesante de la serie. Además, el mandaloriano parece revivir un pasado con el que dar sentido a la armadura de Bobba Fett y a los supervivientes de la raza mandaloriana que subsisten en un universo en el que los restos del Imperio parecen querer resucitar en el desgobierno de la Nueva República.
Si bien es cierto que algunos capítulos, pocos, son escandalosamente carne de relleno, no puedo ocultar lo entretenido del producto, aunque bien es cierto que en ocasiones, roza el perfil de serie B. Respecto a las interpretaciones, poco que decir. La serie no gana calidad gracias a ellas. Sin embargo, algunos personajes han propuesto caracteres interesantes, como el caso del propio Bobba Fett o la guerrera jedi, Ahsoka Tano. Por lo demás, el producto, a nivel de aventura, efectos especiales y diseño gráfico, funciona bien, aunque en las escenas de acción creo que valdría la pena gastar un poco más en entrenamiento y coreografías. Como siempre, y esto es algo inevitable, da pena ver la falta de acierto de los soldados imperiales, siempre carne de cañón del protagonista y sus amigos. Creo que habría que romper el tabú y hacer que estos soldados tengan alguna oportunidad más y se cobren alguna víctima o victoria. Con todo, estamos ante el producto que ha abierto la veda para Disney por recuperar el universo Star Wars, todo lo cual juega con el peligro de caer en cierta mediocridad. Iremos viendo este año 2021 por donde se dirigen las nuevas propuestas. Por cierto, no perderse el último capítulo de la segunda temporada, con el que más de uno, incluido un servidor, se emocionó con la aparición de... y hasta aquí puedo leer.
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