Una joven pareja pasa su primer día de casados en un pequeño hotel de la costa inglesa del Canal de la Mancha. Son los años sesenta. Una época muy particular y nada casual se enmarca en las páginas de este libro. Mientras las calles se llenan de manifestaciones contra las armas nucleares y el país intenta despojarse de la herencia de una sociedad inglesa altamente conservadora y especialmente egocéntrica, su trama gira alrededor de las expectativas de ambos jóvenes con vistas a la noche de bodas y los sueños sembrados hacia una novedosa vida a compartir juntos. En sus pensamientos y deseos se ancla el ideario y la educación de una mentalidad cerrada, especialmente en materia de relaciones sexuales, que ha protagonizado y absorbido parte de su adolescencia, tanto el ambiente familiar y con en la comunidad en la que viven.
Ian McEwan presenta al lector esas horas que marcan el devenir de sus vidas, en un inteligente y fluido ir y venir en sus vidas, en un escenario en el que relaciona la vida anterior de sus protagonistas, sus deseos, estudios, aficiones y experiencias, con el maremoto existencial y la tormenta de sentimientos que fluirán de ellos en su primer encuentro sexual tras la boda. Los sueños y deseos recreados a lo largo del tiempo en que ambos se han conocido, pesan tanto como el entorno en el que ambos han crecido. Sus intereses personales, en un principio tan propios y egoístas como suelen presentarse en la juventud, buscan encontrar en el afecto del otro y su presumible amor, un punto de encuentro. La vitalidad musical de ella, miembro de un cuarteto de música clásica, si bien parece no encajar con el día a día del joven pretendiente, termina por dirigir su destino al encuentro de un amor y un futuro lleno de cariño. Sin embargo, este sentimiento podría haber sido dirigido por el peso de lo que la sociedad aspira del futuro de una pareja de jóvenes enamorados.
Este efecto forzado por su educación y un entorno determinado, elevará las expectativas de ambos jóvenes por caminos difusos y diferenciados en el particular momento de su primer acto conyugal más íntimo. En aquí cuando el autor se sumerge en sus cerebros, mostrando al lector sus pensamientos más íntimos y sus deseos y fobias más insondables, en un camino hacia lo que parece más un calvario que una noche de felicidad y consumación. La realidad vivida por ambos jóvenes y sus sueños no concuerdan con una vida recreada a base de suposiciones, cotidianidades sociales impuestas y una flagrante falta de confianza y comunicación. Todo se sobreentendía en esa noche tan crucial para ellos, como si aquel momento fuera un escollo insondable, ineludible y engañosamente clave para una relación sutilmente cimentada. Semejante reto hace aflorar sentimientos que hasta entonces habían quedado mudos en sus mentes y faltos de expresión, en un equívoco sacrifico por el otro, en una alteración profunda de los ofrecido y lo deseado, donde el amor es confundido con la rendición de la propia e inconfundible personalidad que los identifica.
Ian McEwan escarba sin compasión en ambos jóvenes y su relación, para analizar con gran crítica, a la sociedad inglesa, a la educación de sus jóvenes, a su micro universo anclado en un pasado tan glorioso como conservador, mientras un mundo en plena revolución, sumido en la floreciente y rupturista década de los sesenta, intenta romper los tabús y los convencionalismos imperantes. El castigo y el sacrificio es grande, y como tal, el renacer de la juventud de esta sociedad deberá buscar sus propias expectativas en un futuro hecho por y para ellos, socavando y huyendo de anacronías, pero sufriendo heridas difíciles de cerrar y arrepentimientos tardíos, en una mezcla de superación del orgullo nacional y machista al que se dirigía esa Inglaterra de los sesenta. Las páginas de esta novela exhalan dolor, enmarcadas en las aspiraciones y ganas de buscar una identificación y liberación personal, a pesar del sufrimiento que puede generar esa búsqueda. Nos encontramos con una magna obra literaria, escasa en páginas pero profunda en sentimientos, y tan recomendable como ineludible de leer.
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