Etiquetas

lunes, 1 de febrero de 2021

"La Torre Maldita" - Roger Crowley

 

Acre fue una de las ciudades más importantes de Tierra Santa en tiempos de las Cruzadas. Fue tomada por los cristianos en 1104, reconquistada por Saladino en 1187 y retomada en 1191, en la Tercera Cruzada, por Ricardo I de Inglaterra, pasando a ser la capital del Reino de Jerusalén tras la caída de la Ciudad Santa. Cien años después, fue conquistada y arrasada por las huestes del sultán Al Ashraf Jalil, dando por terminada la presencia cristiana en aquellas tierras que marcaron más de dos siglos. El trabajo de investigación de Roger Crowley, afamado historiador británico y gran divulgador, gira alrededor de los últimos años de resistencia de la ciudad de Acre. En sus páginas nos relata, entre otras cosas, la presencia imborrable de los caballeros Hospitalarios y Templarios, las disputas internas entre genoveses, venecianos y pisanos, o la aparición de la poderosa dinastía de los mamelucos, que desde El Cairo, inició la conquista de los últimos territorios cristianos, mientras se enfrentaba a las hordas del pueblo mongol, provocando la definitiva retirada del último rey de Jerusalén Eduardo, a sus posesiones de Chipre. 

Crowley echa mano de una importante y extensa bibliografía. Hay que tomar en consideración la investigación que realiza de las fuentes primarias, especialmente llama la atención un testigo de primera mano, conocido como el Templario de Tiro. En base a este personaje misterioso y a un buen número de estudios y manuales dedicados a las cruzadas, el autor realiza una soberbia descripción de los hechos que rodearon la conquista de Acre en el año 1291. Para ello, no duda en retrotraerse en su narración a comienzos de la década de 1250, cuando se realizó la Séptima Cruzada, liderada por Luis IX de Francia, y cuyo objetivo era El Cairo, centro de poder de los Ayubíes, una dinastía en decadencia y cercana a perder su hegemonía a manos de los mamelucos, auténticos artífices de la caída final de los cristianos en Tierra Santa. 

Cuenta el autor, que hubo dos fundadas razones por las cuales Acre y otras ciudades costeras, además de algunos castillos de las órdenes religiosas, sobrevivieron cuarenta años antes de su expulsión definitiva. Por un lado, la presencia de las huestes de los mongoles en el este del territorio, a las que los sultanes mamelucos Baibars y Qalawun, tuvieron que hacer frente. Y por otro, y a pesar de la conquista de varias plazas cristianas por parte de estos, el interés por mantener ciertas relaciones de paz con los puertos cristianos por un mero interés económico y comercial. Sin embargo, las Octava y Novena Cruzada, especialmente ésta última liderada por Eduardo I de Inglaterra, aceleraron el impulso de los mamelucos por quitarse de en medio toda señal de armaduras y pendones con la cruz de los cruzados. 

Un asalto y la posterior masacre de musulmanes en las afueras de Acre, pergeñada por unos recién llegados a Tierra Santa, aceleraron la preparación del asalto final a las murallas de la ciudad. Si bien, durante los años previos, la ciudad se había provisto de una doble muralla y varias fuertes torres defensivas, la inversión en hombres, armas de guerra, especialmente gigantescos trabuquetes, y la intención irremediable de vencer la resistencia de Hospitalarios, Templarios y todos los que defendían la posición, hicieron imposible la defensa de la ciudad. Roger Crowley dedica casi la mitad del libro a narrar con gran ritmo y acierto, los más de cuarenta días que tuvieron lugar alrededor del sitio y asedio de la ciudad, dando luz a buen número de escenas de heroicidad y sacrificio que tuvieron lugar bajo sus murallas, cuya torre más carismática recibía el nombre de la Torre maldita. De nuevo Roger Crowley muestra al lector su dominio de la época, gran versatilidad en su narrativa y, sobre todo, capacidad para trasladar la emoción, la tensión y la realidad de unos hechos históricos tan interesantes, como nos ha demostrado en sus anteriores trabajos publicados por la editorial Ático de los Libros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si comentas, aceptas la política de privacidad. Únicamente utilizaré tu correo para los comentarios. No lo almacenaré ni lo usaré para nada más.