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jueves, 11 de febrero de 2021

"Objetivo: Birmania"

 

Justo en el último año de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, se estrenó esta película bélica ambientada en la selva de Birmania, dirigida por Raoul Walsh e interpretada por Errol Flynn. Ambos, compartieron hasta ocho películas, de las que ésta y Murieron con las botas puestas, fueron algunas de sus mejores colaboraciones. La película nos traslada a la campaña de Birmania de 1944 en la que los aliados iniciaron las operaciones necesarias para recuperar el país de manos de los japoneses. Durante más de dos horas se narran las aventuras y desventuras de un comando de paracaidistas norteamericanos que comandados por el capitán Nelson, interpretado por Flynn, se adentra en la jungla birmana para destruir una estación de radar japonesa. Tras cumplir su misión, el comando inicia una retirada a pie, forzada por la persecución del enemigo, convirtiendo la operación en un hecho de corte casi épico, en la que se dan un buen número de combates y, sobre todo, presa de mucha tensión.
Desconozco si el protagonista está basado en un oficial real. Lo que tengo claro es que ese tipo de operaciones se dieron antes y durante la campaña sobre Birmania, y que los comandos de paracaidistas estaban muy bien entrenados y bien liderados por oficiales dispuestos a todo por cumplir la misión. En esta peli, además se presenta a un capitán Nelson cercano a sus hombres, en todo momento obediente a las órdenes y especialmente carismático. Hay que hacer notar que la película se estrenó en febrero de 1945, cuando esta campaña militar estaba todavía en marcha y desde Hollywood, la producción de este tipo de películas era un servicio propagandístico a la patria y a la victoria final. Con todo, este grupo de valientes, a pesar de cumplir la misión y sufrir más de una desgracia en su huida frente a los japoneses, llevan con entereza su destino, aunque bien es verdad que en algunos momentos muestran dudas, miedo, incredulidad. Para contrarrestar esta situación, está el capitán Nelson, figura que lidera sin apenas grietas una marcha dura por una selva prácticamente impracticable. 
Walsh traslada a la pantalla todos los elementos necesarios para hacer de esta cinta de más de horas un producto notable del género bélico y especialmente entretenido. Las escenas bélicas están muy bien filmadas, pero donde consigue acertar de pleno es en el planteamiento psicológico que se presenta en los soldados y la dureza del escenario de la jungla tropical birmana. A las escenas que protagonizan las largas marchas del comando y la presión de la persecución de los japoneses, se une el último cuarto de hora en el que los pocos paracaidistas supervivientes deben atrincherarse en una colina y pasar una tensa noche a la espera del ataque japonés. Muy acertado el planteamiento del director en el que nos muestra a cada soldado situado en su diminuto agujero a la expectativa de cualquier sonido o ruido que descubra el avance del enemigo. La película termina con una serie de imágenes de archivo del comienzo de la campaña de Birmania, en una publicitaria presencia del gran operativo de aviones, planeadores y material utilizado para recuperar el país a los japoneses.
De los actores, decir que, como siempre, Errol Flynn interpreta bien su rol, con las características típicas del actor. Se acompaña de un buen número de secundarios que, si bien no son todos muy famosos, forman un conjunto de roles y personalidades que encajan con la imagen de los miles de soldados que participaron en la guerra, sin olvidar que el film tiene como fin último ensalzar al G.I. Joe y su camaradería, por encima del soldado japonés, al que se le tiene por torturador, invasor y enemigo traicionero. Una película de las que me gusta revisar y de la que siempre disfruto sin un ápice de aburrimiento. Por cierto, la película fue nominada a tres premios Oscar: guion original, montaje y banda sonora original.




4 comentarios:

  1. ¡Hola, Iñigo!
    Estupenda reseña. Un buen clásico, sin duda alguna. La vi hace unos años y me gustó.
    ¡Saludos!

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  2. Una magnífica película.
    A pesar de que tiene una parte importante de propaganda, es uno de esos films que, de niños, nos hacía jugar a la guerra y transportanos a las selvas Birmanas, con el heliógrafo y la radio de campaña, los guías gurkhas, el avión de reconocimiento P-38 Ligthning que sale al principio, o los planeadores en los que son lanzados material y vehículos para comenzar la ofensiva. Y el canto a la camaradería y al sacrificio, a los héroes anónimos que son homenajeados en esa frase del capitán Nelson cuando es felicitado por el éxito de su misión y la cámara nos muestra un primer plano de su mano con un montón de placas: "Aquí está el precio. No mucho que digamos. Un puñado de americanos".
    Dos horas y media que no se hacen largas.

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    Respuestas
    1. Una de las grandes del género. Y vaya tensión que destila. Propagandística, por supuesto... como digo está realizada al final de la guerra en plena operación en Birmania. Gracias por pasarte.

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