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lunes, 10 de febrero de 2020

"The Crown" - Temporada 3

Tras las dos primeras extraordinarias temporadas de la serie "The Crown" (1º temporada y 2ª temporada), esta tercera temporada se ve renovada en sus papeles principales por un nuevo plantel de actores y actrices, que cuando menos, planteaban al espectador cierta expectación sobre el resultado de esta entrega. Interpretando a la reina Isabel II cuenta con la oscarizada Olivia Colman, acompañada por Tobias Menzies en el papel de su marido Felipe y Helena Bonham Carter, como la princesa Margarita. Junto a ellos, cabe llamar la atención, sobre todo en la segunda parte de la temporada, del actor Josh O´Connor encarnado al príncipe Carlos. Más allá de otras incorporaciones más puntuales, estos actores y actrices acometen con notable solvencia sus papeles en una nuevamente sobresaliente temporada. Bien es verdad que, al tratarse de capítulos que perfectamente se presentan con cierta independencia argumental, alguién podría decir que adolece de cierta continuidad dramática. Sin embargo, en mi opinión, esto es una ventaja para el espectador, quien podrá ligar el fondo argumental de la temporada, sin miedo a perderse en culebrones innecesarios. A fin de cuentas, los creadores de la serie, además de mantener una unidad argumental de la mano de la familia real, buscan llamar la atención de aquellos hechos importantes que jalonan la vida de la reina, auténtico e interesante caldo de cultivo que nos propone esta gran, grandísima serie televisiva.
La temporada comienza con la entrada en el gobierno del partido laborista de la mano de Harold Wilson en 1964 y la muerte de Winston Churchill en 1965. A partir de aquí y hasta el jubileo de plata de la reina en 1977, diez capítulos van completando de manera primorosa, tanto hechos que afectaron a la convivencia y a la sociedad británica, como a situaciones dentro de la familia real. Entre los primeros, encontramos temas tan diversos como el descubrimiento de un espía soviético en Buckingham Palace, la visita de la princesa Margarita al presidente Johnson de los EEUU para facilitar ayuda económica a una Inglaterra en crisis, el desastre de la mina de Aberfan, el plan conspirador de Lord Mounttbaten contra la política económica de los laboristas, la visita del astronauta Neil Armstrong y sus compañeros a Londres, tras su llegada a la luna, o las huelgas mineras de los setenta, entre otros. Estos asuntos, se ven salpicados de otros asuntos domésticos más personales, como el caso de la crisis personal y espiritual del duque Felipe de Edimburgo, la muerte del duque de Windsor, la pasión por la cría de caballos de la reina, la llegada desde Grecia de la madre de Felipe mientras se graba un documental para acercar la imagen de la familia real al pueblo británico o los problemas sentimentales de la princesa Margarita y su marido. 
Pero además de estos argumentales tan interesantes y entretenidos, la presencia de Carlos, hijo primogénito de Isabel, pone el foco de atención en su formación como Príncipe de Gales, en un muy jugoso capítulo, además de sus relaciones sentimentales protagonizadas por Camilla Shand. Es aquí cuando la figura de Carlos empieza a tomar más protagonismo en la serie, mostrando una figura arrinconada por su familia, y especialmente, un ser con una falta de cariño especialmente reseñable. Todo lo cual deja el camino despejado al que será un momento cúlmen en la serie en su próxima y cuarta temporada. Me refiero a la presentación de Diana y su relación con Carlos, ya en los años 80.
En conclusión nos enfrentamos a otra magnífica temporada, quizás con una ligazón más tenue, más endeble, entre los capítulos, pero no por ello exenta de calidad. Isabel y Felipe, están muy bien interpretados por Olivia Colman y Tobias Menzies. Este último aporta madurez y presencia al personaje, mediante los que mantiene un protagonismo nada desdeñable y muy interesante en algunos capítulos, especialmente en el dedicado a  la visita de los astronautas a Londres. Helena Bonham Carter juega con el hándicap de no parecerse a su personaje, pero con todo realiza una solvente interpretación. Por lo demás, muy jugosa el trabajo de Josh O´Connor en la piel de Carlos, mostrando sensibilidad y chispazos de su compleja realidad vital. Por lo demás, la ambientación, como siempre es extraordinaria y la banda sonora, aunque menos preeminente que en las dos anteriores entregas, mantiene una presencia constante y distintiva. Su compositor, Martin Phipps, es autor de, por ejemplo, la partitura de la miniserie de la BBC Guerra y Paz o de la serie Victoria..

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