La editorial Ménades es la nueva aventura
literaria de Javier Baonza, padre de la editorial Evohé y padrino literario de
más de uno de los integrantes y colaboradores de la web Hislibris. Junto a una
serie de colaboradoras y en su afán por divulgar la historia y la literatura, en sus diversas formas de narrativa, poesía o ensayo, se volcó en
un nuevo proyecto editorial, ésta vez con su mirada dirigida a la mujer y sus
creaciones literarias a lo largo de la historia. La novedosa editorial se define
como una editorial feminista comprometida a rescatar a las olvidadas, publicar
a las actuales y debatir desde la trinchera. Ya tienen más de veinte títulos en
su catálogo, repartidas en tres líneas editoriales tituladas, Olvidadas, Actuales y Trinchera, las
cuales dan forma y definen su aventura, su viaje nuevo literario. Señalar que
nuestra querida ilustradora Sandra Delgado también forma parte del proyecto con
su exquisita labor en el diseño de las cubiertas. Un proyecto lanzado para dar
a conocer la calidad literaria, el espíritu identitario y la presencia profunda
y a veces olvidada, de cientos mujeres escritoras y pensadoras, que ha volcado
negro sobre blanco, sus experiencias, sentimientos, deseos o aspiraciones, en
un universo marcadamente masculino. Los tiempos cambian y con ellos las
apuestas de editoriales como Ménades, en su afán por darlas a conocer al
lector, no porque sí o porque esté de moda, sino por deben ser escuchadas,
desde un pasado no tan lejano o desde una actualidad luchadora y reivindicativa.
Tomo como ejemplo el libro de viajes que hoy
reseño. Katherine Rotledge es una exploradora e investigadora británica que
vivió a caballo entre finales del siglo XIX y principios del XX. Su
inteligencia y personalidad superaron un universo encorsetado. Estudió en
Oxford y se casó con el etnógrafo, antropólogo y médico William Routledge, con
quien iniciaría una vida de viajes y expediciones que le llevarían de África a
Polinesia. Precisamente en este libro de viajes, es la propia protagonista,
quien es casi todo su conjunto relata el jugoso y excepcional viaje que le
llevó a la isla de Pascua. Cien años cien han pasado desde que se publicaron
sus memorias de este viaje emprendido en 1913 meses antes de declararse la Primera
Guerra Mundial y llevado a las estanterías de las librerías allá por 1919. Qué
mejor que iniciar la andadura de esta refrescante editorial en Hislibris, que
un libro centenario y reflejo fiel de la que fue una mujer valiente, fuerte y
precursora de la entereza, inteligencia y la presencia femenina en el género
del la literatura de investigación y viajes.
Podemos dividir los cuatro partes presentados en
el índice en tres grandes bloques. La primera y las dos últimas se refieren
principalmente a la travesía marítima de la expedición en la goleta bautizada Mana. Para
empezar llama la atención que el matrimonio decidiera construir su propio
barco, lo que nos lleva a conocer la capacidad económica de la pareja. Aunque
es cierto que tuvieron el apoyo de instituciones geográficas y de exploración
británicas importantes, la aportación económica y la infraestructura de la
expedición es obra suya. Como decía, tanto en la primera parte, en el que se
cuenta el viaje de ida, como en la tercera y cuarta, en donde se narra el
regreso a Inglaterra, la autora realiza una somera descripción de cada punto de
atraque, pueblo o ciudad que visitan. Señalar que la cuarta capítulo está
escrito por su marido, y se nota, ya que Katherine regresó atravesando el
continente americano desde San Francisco, trayecto no descrito en este libro y,
por cierto, cabe puntualizar, la diferencia cualitativa a favor de ésta en su
narrativa y forma de contar las experiencias del viaje. Islas como Madeira,
Gran Canaria, Cabo Verde, Pitcairn, Tahití o Hawái, y ciudades o lugares como
Río de Janeiro, Porto Belo, Río de la Plata, Buenos Aires, el estrecho de
Magallanes, San Francisco o Panamá, son profundamente descritos, aportando ya
solo por este hecho un importante bagaje literario a este libro de viajes. Por
supuesto, Katherine escribe con absoluta libertad e interesante soltura las
apreciaciones, opiniones y experiencias que tiene a bien trasladar al lector,
demostrando su calidad literaria y capacidad de divulgar y entretener.
Pero es en la segunda parte, donde encontramos en
meollo de la expedición. La estancia durante seis meses del matrimonio y su
expedición en la isla de Pascua resultan tan interesantes como altamente reveladoras.
La capacidad de ésta mujer en su narración literaria solo se ve superada por el
ingente trabajo de investigación antropológica y arqueológica realizada por
ella y su equipo, en la isla de Pascua. Junto a sus compañeros realizaron un
estudio detallado, hasta donde le permitieron sus posibilidades, de la historia
de los nativos, los restos prehistóricos, yacimientos, cultura, leyendas
y tradiciones. En base a las descripciones y crónicas de los pocos viajeros holandeses,
españoles y británicos que visitaron la isla en siglos anteriores, y sobre
todo, gracias a un amplio trabajo de campo, llevado a cabo entre yacimientos
arqueológicos, exploraciones sobre el terreno e innumerables entrevistas con
las personas de más edad de la isla, el lector puede hacerse una idea
aproximada del pasado más cercano de sus habitantes y su cultura, a veces tan
extraña y tan esquiva para sus investigadores. La riqueza de matices en los
yacimientos y su localización, así como la inmersión en la cultura nativa y en
la vida de sus ancestros, escarbada a base de atar cabos a veces insondables, y
unir tradición con meras pistas, llevan al lector a profundizar, desde la
visión de la exploradora de un siglo XX recién comenzado, en un cultura que nos
es tan lejana como extraña. Y todo esto se consigue gracias a la ágil escritura
y la narrativa descriptiva y, a su vez entretenida, de nuestra ahora, queridísima
Katherine Routledge. Poco más que añadir, más allá de recomendar vivamente la
lectura de este magnífico libro de viajes. Quizás, reseñar algún detalle
secundario, como la presencia en sus memorias del paso de la flota alemana en
el Pacífico en pleno comienzo de la Gran Guerra, que si bien, es meramente
anecdótica para la finalidad de estas crónicas, sí que muestran la tensión y el
alcance de aquel primer conflicto mundial.
Buenas tardes. Parece que esté reseñando el original inglés en lugar de la traducción, cuyos logros estilísticos son obra de Ignacio Alonso Blanco.
ResponderEliminarSin duda alguna la traducción es buena, pero la obra soporta todo el peso de la escritura, su narrativa y experiencia de mano de su autora original.
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