Segunda temporada de la serie que se adentra con buen ojo y algo de tacto, en los entresijos de la vida pública y privada de la reina Isabel II de Inglaterra. En este caso los años en los que transcurre la temporada van desde 1956 a 1963 aproximadamente, comenzando con la Crisis del Canal de Suez y terminando con la dimisión del primer Ministro MacMillan, tras el escándalo del Secretario de Defensa, John Profumo. Como en la anterior entrega, la serie viene definida por una espléndida ambientación, una extrema elegancia en la dirección de producción y una cada vez más convincente interpretación de los protagonistas.
La producción de esta serie, tomando como partida la vida pública y las diferentes crisis que han rodeado a la figura de la reina y su familia, no duda en adentrarse en las no menos dificultades internas vividas por Isabel a cuenta, sobre todo, de la vida y andanzas de su marido el Duque de Edimburgo y su hermana Margarita. Por un lado, Felipe, termina logrando que se le valore protocolariamente por encima de su situación de pareja consorte de la monarca, aunque esto no le lleva a reducir el ritmo de su vida llena de fiestas, viajes y experiencias lejanas al margen de la aburrida vida en Buckingham Palace. Isabel, ante esta situación, se refugia en Windsor o Balmoral y muestra su malestar, pero Felipe siempre logra recomponer un matrimonio algo maltrecho por la distancia y la falta de comunicación. Por otro lado encontramos a Margarita, la princesa díscola, que aunque llega a anunciar su boda con un amigo aristócrata, termina casándose con el visto bueno de su hermana, con un libertino y excéntrico fotógrafo llamado Anthony Amstrong-Jones. Además, en un capítulo aparte, se comienza a vislumbrar la figura de Carlos, el primogénito. Su estancia en la escuela donde estudió su padre, en contra de la opinión de la reina, marcó la niñez del aún heredero a la corona británica hoy en día.
Pero además, la serie nos transporta a la política nacional e internacional de aquellos años, mostrándonos la crisis del Canal de Suez y la implicación británica en la Guerra del Sinaí; la presencia de la Unión Soviética en África, de la mano de su política de acercamiento a Ghana, donde la reina intervino de primera mano; la visita de Kennedy y señora a Europa; la relación de Inglaterra y la Commonwealth; la imagen de la monarquía en una sociedad que avanza en los años sesenta o el gobierno del Primer Ministro MacMillan y sus dificultades a lo largo de aquellos años. Por ello y lo dicho anteriormente, esta serie resulta especialmente entretenida para quien le interese la historia más cercana de Gran Bretaña y los intríngulis de la vida privada de una familia nada fácil y a la que los escándalos han perseguido a lo largo de los años, a pesar de Isabel y su compromiso con la corona. La próxima temporada más, posiblemente otros diez años de su reinado. Por cierto, estupenda su banda sonora... magnífica.
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