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lunes, 7 de octubre de 2019

"Hibernia" - Adrian Goldsworthy

Adrian Goldsworthy, reconocido ensayista histórico británico y especialista en el mundo romano, recupera en ésta su segunda novela, al personaje llamado Flavio Ferox, aquel centurión siluro protagonista de Vindolanda, su primera novela de la saga. La trama vuelve a tener como escenario a la pequeña guarnición llamada Vindolanda, de la es el oficial superior. Junto a él, viejos conocidos como Vindex, jefe de exploradores de origen brigante, o Cerialis y Crispino, oficiales bajo los que Ferox patrulla y mantiene el control de la frontera norte en Britania, junto a un puñado de legionarios bátavos y los auxiliares allá destinados.


En esta ocasión nuevos rumores de levantamiento llegan a las posiciones romanas. Un grupo de guerreros vestidos de negro y que atacan en la protección de la noche, realizan un serie de incursiones en el norte, mientras entre los aldeanos se habla de canibalismo y magia negra. Una embajada proveniente de Hibernia, la actual Irlanda, unirá los destinos de nuestros protagonistas y el recuerdo de una rebelión sucedida hace años en Germania, y cuyos protagonistas recalaron en las costas de aquella misteriosa tierra y en una desconocida isla, ahora puerto de misteriosos piratas. Todo ello hará que las guarniciones romanas se pongan en alerta e intervengan en la pacificación de la zona. Ferox, como no podía ser de otra manera, formará parte de la expedición, enfrentándose a pequeñas y peligrosas batallas en campo abierto y a duros encuentros bajo asedio en alguna de aquellas torres defensivas que todavía hoy se pueden encontrar en las Islas Británicas.

Adrian Goldsworthy nuevamente nos conduce a tierras de Britania, feudo conocido y absolutamente estudiado por el autor. De ahí sus detallas explicaciones de las tribus, las fuerzas de legionarios y especialmente, las construcciones tanto romanas como indígenas que pueblan aquellas tierras. Y lo digo, porque el autor no ahorra en explicaciones de los poblamientos, torres defensivas y castros amurallados, que van apareciendo en la novela. Más allá de ello, en sus páginas se desarrolla una historia en base a una pequeña cita que aparece en la biografía del suegro de Tácito Cneo Julio Agrícola, en donde se habla de la rebelión de un pueblo germano, los usipos. A partir de ahí y en uso pleno de su capacidad creadora de ficción novelada, Goldsworthy traslada a éstos, hasta Britania, generando una trama un tanto confusa, en la que hace intervenir a los legados, tribunos y centuriones de Roma. El cruce de los intereses de estos renegados venidos del continente, las tribus oriundas de las islas y los representantes del Imperio, provocan una historia en la que los mentideros, engaños y, sobre todo, las escaramuzas y los combates sangrientos, ocupan las páginas de la segunda novela del historiador británico.

Si bien alguno de los fallos que me llamaron la atención en la anterior entrega ya no se repiten en esta ocasión, y me refiero a cierto problemas narrativos y de ritmo en la inclusión de datos y descripciones que entonces cortaban la ligazón que unía la novela, Goldsworthy plantea en esta ocasión una historia un tanto confusa y con un mucho de rocambolesco, hasta tal punto que resulta en algún momento, algo increíble. Sin embargo por otro lado, no se puede dudar de que su intención de ofrecer una aventura fronteriza, en la que se mezcla la dura vida del legionario en Britania, un buen número de combates a hierro y sangre y las complejas relaciones entre los nativos originarios y los romanos, hace que su lectura resulte entretenida y emocionante. Como pasó en su anterior entrega, los combates están muy bien descritos, especialmente en la defensa de unos pocos expedicionarios, de una torre solitaria frente al asalto de un buen número de guerreros. Sin embargo, hacia el final de la novela algunos combates y duelos abusan hasta la extenuación de la descripción de los movimientos y lances de esgrima y entre chocar de escudos.

Nos enfrentamos a una interesante y entretenida novela en la que se vislumbra la mejora narrativa de Adrian Goldsworthy en su novedosa aventura, aunque es cierto que todavía creo que debe pulir un tanto la base de sus historias sobre las que versan las aventuras del veterano centurión. Con todo, aunque se dirige por buen camino, creo que la senda de su carrera ensayística no debería quedar desplazada por esta aventura novelística... A mí personalmente me gusta más el autor ensayista que el novelista. Veremos a donde le lleva su siguiente trabajo, sea novela o ensayo.


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