15 de abril de 2013. Maratón de la ciudad norteamericana de Boston, capital de Massachusetts. En la línea de llegada estallan dos bombas de fabricación casera provocando tres muertos y multitud de heridos. Tras descubrirse que no han sido resultado de una inmolación, el FBI con la ayuda del cuerpo de policía de la ciudad, comienzan la investigación de las pistas necesarias para atrapar a los culpables. A lo largo de cinco tensos días, Boston se encuentra tomado por las fuerzas de seguridad en su búsqueda de los terroristas.
Sin trampa ni cartón. El director Peter Berg desarrolla a lo largo de dos horas los sucesos acaecidos aquellos días en Boston. Bajo la guía de un policía, interpretado por Mark Walhberg, único personaje de ficción de la película, el metraje narra las más de cien horas de investigación desarrollada, la búsqueda de los sospechosos que van surgiendo conforme se estudian los videos de vigilancia y cuyas escenas son utilizadas en la película, y la huida de los terroristas en las afueras y poblaciones del extra radio de la gran capital. Para ello, Berg presenta en la pantalla cada uno de los protagonistas que tuvieron un papel preponderante en aquellos días. Desde el director de zona del FBI, interpretado por Kevin Bacon, pasando por el Jefe de policía de la ciudad, encarnado por John Goodman, hasta los miembros de la policía de Watertown, protagonistas involuntarios de aquellos terribles días. Uno de sus miembros murió tiroteado por los terroristas. Todo ello, sin olvidar a algunos de los heridos en el atentado. Muchos de ellos sufrieron importantes daños en las piernas, ya que las bombas fueron colocadas a ras de suelo. Sus experiencias antes, durante y tras la explosión, tienen sus minutos de protagonismo en la película.
Peter Berg, del que ya he reseñado alguna de sus películas en este blog, es un director de perfil claramente patriota. Quizás en este caso, el desarrollo y la narrativa de la película, gocen de una mirada más objetiva, ya que describe poco a poco el desarrollo de los hechos sucedidos, de una manera sino distante, si muy respetuosa con la realidad. Desde luego su perfil proamericano se ve destilado en algunos minutos del film, sobre todo en su parte final, pero no destaca en exceso, en comparación con otras de sus películas. Está claro que a estas alturas todos asumimos el peligro del terrorismo en el mundo occidental y el dolor asumido en nuestra sociedad, hasta hace pocos años, libre de peligro. La realidad actual es otra y ante esto, Berg se pone el mono de director-narrador, para plantear al mundo que la unidad y la libertad frente al terror, deben ser nuestra bandera, seamos del país que seamos. Interesante film, con una pobre actuación de un Walhberg, al que en otras ocasiones se le ha sacado más partido, pero que con la participación de Bacon, Goodman o el siempre acertado J.K. Simmons, y bajo una dirección sin grietas, se logra disfrutar de un producto bien elaborado y entretenido.
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