¿Quién no ha oído hablar de la batalla de Pavía? ¿Quién no sabe que en esta batalla Francisco I de Francia fue hecho prisionero por los ejércitos de Carlos I de España y V de Alemania? ¿Quién no reconoce en esta batalla una de las grandes victorias del emperador y sus variopintas tropas? ¿Cómo no iba a tener su protagonismo en un número de Desperta Ferro? Dicho y hecho. Su nº 30 de la sección de Historia Moderna, aborda con detalle y profundidad las causas, el desarrollo y las consecuencias de una de las victorias más importantes en el reinado de Carlos Habsburgo.
Milán e Italia, Italia y Milán. En el primer artículo de este número, se nos muestra cómo se encontraba la península itálica tras medio siglo de guerras entre los intereses de Aragón, Francia y el Papado. Con unos territorios que se bandeaban entre unos y otros, Milán y los Sforza eran claves por su posición para las ambiciones de españoles y franceses. Las alianzas y los cambios de bandos fueron continuos. Este artículo plasma la dirección hacia donde se dirigía el final de la llamada Guerra de Italia, de la mano de Francisco I y Carlos I. El segundo artículo complementa a la perfección el anterior, con la posición de Lombardía en un frente tan estratégico como primordial para ambos reyes. Ante una iniciativa beligerante de los franceses, la respuesta imperial fue drástica en exceso. Sus aspiraciones chocaron en el sitio de Marsella con la llegada de un ejército potentísimo reunido por el francés y en el que lo más granado de sus caballeros era la punta de lanza de sus huestes. De tal manera, que la retirada del ejército imperial no solo reculó hasta Milán sino que tuvo que rendirse la ciudad a Francisco I. Aquí encontramos el primer error del rey cristiano. Su decisión de atacar Pavía en vez de perseguir al núcleo de los imperiales hasta Lodi, marcó su destino.
En cuatro formidables artículos se nos presenta con sumo detalle y amplitud el conjunto de la batalla desarrollada alrededor de Pavía. Desde el asedio previo en el que las tropas de Antonio de Leyva se encontraron copados ante el enemigo entre las murallas de la ciudad, pasando por la llegada del Marqués de Pescara en su socorro, cuyo planteamiento de la batalla jugó con la sorpresa y la suerte de sus tropas, hasta el enfrentamiento del núcleo de la batalla, y la posterior y completa derrota de las tropas francesas que conllevó el apresamiento de Francisco I. Fueron varias las claves de la victoria. La presencia de un líder fuerte y rocoso como Leyva en Pavía; la llegada y estrategia presentada por Pescara en su ataque al Parque Viejo, al norte de la ciudad y al castillo de Mirabello; junto al empeño de los lansquenetes alemanes y los arcabuceros españoles, fueron las grandes bazas de los sitiados. Pero es imposible olvidar el irreflexivo uso de lo mejor de la caballería francesa en un único ataque total y frontal. El inteligente y muy práctico uso mixto de las tropas imperiales, con una más débil caballería, pero con un complemento primordial en el uso de la infantería, como los lansquenetes y sobre todo los arcabuceros, quienes destrozaron a la caballería francesa, inclinó la victoria al final de la jornada.
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