La principal visita que realicé en Barcelona en mi último viaje a esta ciudad fue La Sagrada Familia. Y lo hice porque hacía por lo menos diez años que no la visitaba y quería disfrutar de los avances de la construcción. Los cambios han sido más que manifiestos. Sin obviar sus fachadas, ya terminadas tiempo atrás, la del Nacimiento y la de la Pasión, así como su conjunto de torres espectaculares, realmente lo que quería disfrutar era de su interior terminado. Cubierta su nave definitivamente en el año 2010, el conjunto de columnas, con sus líneas entrecruzadas, las bóvedas hiperbólicas y las coloridas vidrieras, forman un espectáculo imponente y realmente digno de visitar.
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