El escritor Julian Barnes, nos relata en esta novela una serie de
acontecimientos y hechos reales, acontecidos en la Inglaterra Victoriana. La
protagonizan dos personas de origen y
situación social muy diferente, que coincidieron en un momento de sus vidas. La
primera, es el hijo de un vicario de origen indio, abogado, llamado George
Edalji. Y la segunda, se trata de nada más y nada menos del famoso creador de
Sherlock Holmes, el escritor Arthur Conan Doyle.
No voy a desvelar el asunto ni
los detalles que unen a estos personajes a lo largo de la historia real que
aquí se cuenta. Sólo señalar, que George Edalji, en un momento de su vida, es
injustamente acusado y condenado por un delito que no ha cometido. Arthur Conan
Doyle, decide de manera altruista, promover la defensa y el restablecimiento del
honor del abogado. Esto les lleva a mantener a lo largo de un corto espacio de
tiempo una relación, cuyo argumento es la excusa de Julian Barnes para escribir
esta novela.
Lo que podría haber sido
simplemente un relato sobre el juicio y la posterior investigación sobre el
caso realizada por Conan Doyle, al más estilo de su personaje Sherlock Holmes,
es además, un perfecto cuadro de la sociedad británica de la época y de la situación
de la Justicia del país. Teniendo en cuenta que nos encontramos a finales del
siglo XIX y comienzo del XX, podemos observar a lo largo del relato, el
desarrollo de los avances tecnológicos, las conquistas del racionalismo
existencial frente a una sociedad cada vez menos religiosa, las consecuencias
sociales derivadas del cambio de siglo, la vida en las zonas rurales…
Esta presentación de la sociedad
no se realiza de manera general, sino que se personaliza, sobretodo en Arthur
Conan Doyle. En el vemos las típicas facetas del británico autor seguro de sí
mismo, deportista, pendenciero, observador, caballeroso y defensor de la
justicia (promoviendo la instauración del recurso de apelación como
consecuencia del caso de George Edalji). Y sin embargo, por otro lado, se
presenta al creador del famoso detective, como un hombre, dependiente de su
madre, y en general de las mujeres que protagonizan su vida, en algunos
momentos inseguro y pesimista en su vida privada y sobre todo, un hombre que
quiere creer en la comunicación con los muertos, en el espiritismo, terminando
por dudar de la doctrina de la religión cristiana.
Además mediante la descripción de
los hechos alrededor de George Edalji, se reflejan aspectos relacionados con la
vida de las pequeñas comunidades de Inglaterra, el afán de superación gracias a
las profesiones liberales, que empiezan a hacerse sitio en la sociedad británica,
la vida en la cárcel, el funcionamiento del poder judicial y la intervención en
la sociedad del llamado cuarto poder, la prensa escrita…
Lo que consigue el autor con este
libro es contarnos de manera paralela, la vida de dos personas, que en un
momento dado cruzan sus existencias. En
ningún momento la historia de uno supera la del otro, existiendo una perfecta
igualdad en el protagonismo de ambas. Lo genial del libro es como consigue
mantener este equilibrio, sin derivar ni
divagar sus historias. El relato de sus vidas, sus
problemas personales, sus vivencias e incluso sus psicologías, se desarrollan a
lo largo del texto, de manera fluida. Tanto la utilización de la estructura y
del lenguaje por parte del escritor no hacen sino conseguir que la obra sea
entretenida, sin dejar de tratar en profundidad
las personalidades y trayectorias vitales de los protagonistas.
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