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lunes, 19 de octubre de 2020

"El saqueo de Roma" - Pedro Santamaría

Localizada entre los años 394 d.C. y 410 d.C. la nueva novela de Pedro Santamaría es la continuación natural a su libro Godos, en el que nos describió las causas y el desarrollo de la famosa batalla de Adrianópolis. En aquel momento Alarico, uno de los protagonistas de la que hoy reseño, era solo un chaval que, impresionado, fue testigo de la gran derrota del Imperio Romano ante la avalancha de los godos. Años después, ese chaval se ha convertido en uno de los jefes de los godos que luchan bajo las órdenes de Teodosio contra los enemigos del emperador. Sin embargo, Estilicón, general vándalo y mano derecha de éste, no se fía de ellos y los deja solos en el campo de batalla. Con este espectacular inicio, Santamaría nos llevará de la mano, en compañía de Alarico, en su búsqueda de estabilidad, sustento y tierras para su pueblo, en un mundo en el que el poder de Roma, especialmente en occidente, se tambalea frente a agresiones exteriores, levantamientos de nuevos aspirantes a emperador y las luchas internas entre los descendientes de Teodosio y sus consejeros.

Ante nosotros se presenta un final del siglo IV y un inicio del siglo V clave para el devenir de Roma. El reparto del Imperio entre Honorio y Arcadio, tras la muerte de Teodosio, plantea una nueva situación para los godos de Alarico. Honorio, menor de edad, esta sustentado por la figura de Estilicón, quien se presenta como uno de los grandes protagonistas de la novela. Un personaje de claro oscuros, en el que se intenta equilibrar la fidelidad a la decisión de Teodosio en su mandato de proteger los territorios de Honorio y a su persona, frente al deseo de poder de su esposa Serena, más preocupada en buscar el prestigio de su marido y el futuro de su descendencia. Mientras, en Oriente, Arcadio se encuentra en manos de su esposa Eudoxia y sus consejeros, quienes le susurran al oído falsas traiciones, en un afán por gobernar en su nombre aquella parte del Imperio. Mientras, Alarico y los suyos, buscan tierras donde asentarse y entrar al servicio de Roma, para dar continuidad a su pueblo. Su vida es un deambular por Europa y un continuo juego de confianzas y traiciones. Se adentra en Grecia, se presenta ante las puertas de Constantinopla, para después, asentarse en tierras de Iliria y más tarde en Panonia, y terminar cruzando los Alpes hacia Italia, en aras de lograr su objetivo y presionar a la nueva capital del Imperio Occidental, Rávena, para lograr un lugar en la estructura de Roma para él y sus godos. El juego de presión generado entre Estilicón, Honorio y el senado de Roma, terminará por provocar el saqueo de Roma, un hecho que quizás, si se hubiera cedido a las pretensiones de Alarico, se hubiera podido evitar. 

La novela de Pedro Santamaría sigue las pautas de sus trabajos anteriores. El estudio de las fuentes originales se intercala con la personalidad que el autor decide aportar a los personajes. La tónica general es que la novela se estructura en capítulos cortos, en algunos casos, en mi opinión, excesivamente cortos. Siempre he pensado que Pedro mejora con los capítulos de más extensión, no solo por su narrativa entretenida y ágil, sino porque esos capítulos tan cortitos desvirtúan el ritmo de la novela, por sí suficientemente rica en trama y acción, como para verse entrecortada tan a menudo, por capítulos aparentemente sin contenido. Resultado de ello es una novela relativamente larga, de más de quinientas páginas, en las que el autor ha exprimido, en general con cabeza y acierto, tantos años y hechos acontecidos. Las batallas están muy bien descritas. Precisamente protagonizan algunos de los capítulos más largos del libro y, por tanto, son escenas que se leen de seguido de maravilla. Los personajes principales se complementan de un crisol de secundarios bien estructurado, especialmente los papeles de las consortes femeninas y los de los favoritos de los emperadores, todos ellos algo estereotipados, además de los senadores  de Roma que aparecen en el libro. De los personajes principales, como he dicho antes, destacan un interesantísimo Estilicón, lleno de jugosos claro oscuros. Además llama la atención una extraordinaria Gala Placidia, hermana de Honorio y Arcadio, en un desarrollo personal que va de menos a más y que termina en la cúspide de la pirámide de los protagonistas. Ojalá Pedro la retome en un próximo libro. Respecto a Alarico, personaje guía de la novela, resulta en su presentación algo más difuso, quizás por su afán continuado de ser el faro de su pueblo y por las circunstancias que rodean a su figura, manipulada y zarandeada entre su pretendida búsqueda de entrar al servicio a Roma y las continuas traiciones a la que se ve sometido. 

En definitiva he vuelto a disfrutar de la lectura de una nueva novela de Pedro Santamaría. Su manera de escribir me resulta muy entretenida y sus personajes están suficientemente trabajados para solventar la plaga de caracteres planos que invaden el universo de la novela histórica. Domina las escenas de acción y siempre presenta periodos históricos realmente interesantes y claves de la historia. Su escritura es versátil, ágil y, en ocasiones, relampagueante, aunque creo que mejora en los capítulos largos, en los que desarrolla bien su narrativa. Siempre me han interesado sus planteamientos de los protagonistas y la humanización que realiza de ellos, acercándolos a las dudas que pudieran sufrir en aquellos momentos claves de la historia. Sus novelas no pretenden dar clases de historia ni profundizar en exceso en los protagonistas. Más bien, buscan el entretenimiento del lector en un ambiente histórico bien construido y estructurado, por encima de la media de las publicaciones del género que podemos encontrar en las librerías. A fin de cuentas se trata de novela histórica y no de un ensayo. Ojalá esta novela tenga continuación en una nueva entrega protagonizada por el personaje de Gala Placidia, ahondando en el presencia de los godos en Galia e Hispania. Creo que podría cerrar una trilogía muy interesante.

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