Sin duda la Tercera Cruzada es una de las expediciones de la cristiandad más reconocidas y tratadas por el gran público y los especialistas. La participación de, en un primer lugar de Federico Barbarroja y, posteriormente de los monarcas de Inglaterra y Francia, hace de ella que la conozcamos como la cruzada de los reyes. En este primera entrega, Desperta Ferro nos introduce en los antecedentes y las razones de esta cruzada y, sobre todo, la participación del emperador Federico I llamado Barbarroja, hasta su muerte por ahogamiento antes de llegar a Tierra Santa.
El detonante principal de la organización de la Tercera Cruzada fue la derrota cristiana de Hattin y la posterior caída de Jerusalén. Este número comienza sin miramientos, atajando de frente el hecho de que la Ciudad Santa caía sin remedio bajo la embestida de Saladino, líder de los Ayubíes. Con esta introducción presentada en el primer capítulo y realizada al mejor estilo de las novelas y películas que nos engatusan con una gran escena inicial, comienza un recorrido exhaustivo de la formación de esta cruzada con todos sus dilemas, problemas y retrasos, que no fueron pocos desde su inicio. Muy, pero que muy interesante es el siguiente artículo, dedicado a la posición de Bizancio a lo largo de este periodo, con la férrea presencia del emperador Manuel I Comneno y la posterior intervención menos expeditiva de sus herederos. Constantinopla tomó una postura equidistante según sus intereses en la zona y esto, unido a su relación especial con los principados cruzados, hace de este artículo, en mi opinión, el más interesante del número. Los dos siguientes artículos se refieren directamente al fondo religioso de la cruzada, tanto en su llamamiento y como la mentalidad del cruzado es su época en toda su dimensión, digamos celestial y de salvación.
Los tres siguientes artículos son eminentemente de sesgo militar. El primero trata sobre las campañas de Saladino entre 1187 y 1189. El segundo relata la implicación de Federico, su viaje por tierra a Tierra Santa y su posterior ahogamiento en el río Góksu. El tercero se refiere al estudio de la panoplia típica de los caballeros y cruzados participantes en esta cruzada. Con esto concluimos un generoso número en cuanto a planos, referencias, articulistas e ilustraciones, y quedamos a la espera de la segunda entrega, en la que los reyes de Inglaterra y Francia protagonizarán alguno de los momentos más conocidos y exitosos de la historia de las cruzadas.
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