Acogí en mis manos esta novela gracias a la recomendación de Katixa, una alegre y voluntariosa librera de Pamplona. Mi llegada a la Feria del Libro del año pasado, a la caseta de la librería Deborahlibros, sin una idea preconcebida de lo que iba a comprar, hizo que la sorprendiera con una de las preguntas más comprometidas que se pueden hacer a cualquier vendedor de libros. Ni corta ni perezosa y con una envidiable rapidez de reflejos, me señaló no más de tres libros, uno de los cuales es el que hoy reseño. Curiosamente no hablamos de un estreno ni un líder de ventas, sino de una novela que le fue recomendada en su momento, por un lector y cliente habitual de la librería. Con esta premisa, no dudé ni un momento en confiar en el glorioso boca/oído gracias al cual, muchos lectores hemos descubierto más de un tesoro literario y desde luego, no me arrepiento de mi decisión.
Tobias Wolff nos sitúa en plenos años sesenta, en una escuela norteamericana, heredera de aquellas clásicas instituciones elitistas británicas. Su departamento de literatura tiene entre sus prioridades la enseñanza esmerada y profunda de la asignatura, hasta tal punto que celebra anualmente un concurso literario, en el que se invita a un eminente escritor oriundo del país. El protagonista es un joven estudiante al que el autor acompaña, junto a sus compañeros, a lo largo de tres años de estudios y, en su epílogo, unos años después ya en su madurez más vital. Los cimientos de una escuela de élite como en la que estudia el joven, conforman el día a día del aprendizaje vital del protagonista, conjugando un complejo equilibrio entre la adolescencia y sus sueños, las normas de la institución y, en buena parte, las influencias y experiencias vividas alrededor de la literatura y por ende, de los escritores estudiados y conocidos en las contadas ocasiones en las que se disfrutaba de sus visitas en el colegio.
La cotidianidad de las clases, comparte reflexiones de los estudiantes, aglutinadas en sus encuentros en las habitaciones y momentos de ocio. Pero el fin último del joven, era escribir un relato, un soneto, unas líneas, lo suficientemente buenas como para ser el elegido entre los compañeros y destacar ante el profesorado. El desarrollo de este fin, corre paralelo en la búsqueda vital de los alumnos y sobre todo de nuestro protagonista, en el sorprendente y extraño viaje a través de la adolescencia. Tobias Wolff se sumerge en la mente inmadura y a veces pretenciosa, de quienes aspiran a formar parte de la élite literaria del país, intentando no tropezar en el camino y afrontando decepciones, graves errores y caminos equivocados. Era una época y un entorno en el que la libertad de pensamiento y acción todavía estaba restringida por encorsetadas normas, además de por una constreñida manera de ver la literatura y especialmente la vida. El autor lo traslada negro sobre blanco, con nitidez y con un realismo seco, particularmente ajeno a un vano sentimentalismo y abocado a la realidad más ordinaria. Una sugerente y profunda experiencia lectora.
Tobias Wolff nos sitúa en plenos años sesenta, en una escuela norteamericana, heredera de aquellas clásicas instituciones elitistas británicas. Su departamento de literatura tiene entre sus prioridades la enseñanza esmerada y profunda de la asignatura, hasta tal punto que celebra anualmente un concurso literario, en el que se invita a un eminente escritor oriundo del país. El protagonista es un joven estudiante al que el autor acompaña, junto a sus compañeros, a lo largo de tres años de estudios y, en su epílogo, unos años después ya en su madurez más vital. Los cimientos de una escuela de élite como en la que estudia el joven, conforman el día a día del aprendizaje vital del protagonista, conjugando un complejo equilibrio entre la adolescencia y sus sueños, las normas de la institución y, en buena parte, las influencias y experiencias vividas alrededor de la literatura y por ende, de los escritores estudiados y conocidos en las contadas ocasiones en las que se disfrutaba de sus visitas en el colegio.
La cotidianidad de las clases, comparte reflexiones de los estudiantes, aglutinadas en sus encuentros en las habitaciones y momentos de ocio. Pero el fin último del joven, era escribir un relato, un soneto, unas líneas, lo suficientemente buenas como para ser el elegido entre los compañeros y destacar ante el profesorado. El desarrollo de este fin, corre paralelo en la búsqueda vital de los alumnos y sobre todo de nuestro protagonista, en el sorprendente y extraño viaje a través de la adolescencia. Tobias Wolff se sumerge en la mente inmadura y a veces pretenciosa, de quienes aspiran a formar parte de la élite literaria del país, intentando no tropezar en el camino y afrontando decepciones, graves errores y caminos equivocados. Era una época y un entorno en el que la libertad de pensamiento y acción todavía estaba restringida por encorsetadas normas, además de por una constreñida manera de ver la literatura y especialmente la vida. El autor lo traslada negro sobre blanco, con nitidez y con un realismo seco, particularmente ajeno a un vano sentimentalismo y abocado a la realidad más ordinaria. Una sugerente y profunda experiencia lectora.